Me surgió el interés por la obra de Alberto
López Aroca gracias a los comentarios elogiosos dedicados a algunos de sus
libros por parte del gran Wolfville en su blog El carnaval del señor Wolfville. Y vaya, qué puedo decir: ha
resultado una recomendación que ha devenido un descubrimiento sensacional. Ha
sido la primera novela que he leído de Aroca, pero a día de hoy ya puedo decir
que no la única.
Para sus historias Aroca se nutre de
referencias infinitas, en parte pastiche pero dotando de pleno sentido la
expresión mitología creativa, esa forma de entender la literatura y sus
personajes como un todo interconectado que naciera en el Wold Newton Universe de Philip José Farmer. Wold Newton es una
población inglesa en la que a finales del siglo XVIII, en 1795, cayó un
meteorito dotando a su población y a sus descendientes de poderes
sobrenaturales. Esta familia fantástica estaría formada por todos los héroes y
villanos que nos han dejado la literatura fantástica, los cómics, las series de
televisión y todo aquello donde surja un personaje que pueda incluirse sin
temor ni prejuicios en este universo loco y referencial. Una súper red en la
que cabe hasta el mismísimo Doctor Who, por citar uno que en principio jamás
pensaría un servidor que fuera a aparecer por allí (todos sabéis que es un
alienígena procedente de Gallifrey). Aunque Aroca no sigue el planteamiento de
Farmer de manera literal, sí quizá algo en su esencia, pues en su obra todos
los personajes imaginables pueden tener cabida en una cascada de correlaciones
que nunca deja de sorprender y divertir.
En la novela que nos ocupa, Charlie Marlow y la rata gigante de Sumatra
(2012), esto sucede ya desde el mismo héroe mencionado en el título, ese Marlow
protagonista de varias novelas de Joseph Conrad (la más famosa de ellas El corazón de las tinieblas, 1899), pasando
por su “secreto” coprotagonista, un Sherlock Holmes al cual ni se alude por su
nombre sino bajo el seudónimo de Sigerson, un noruego misterioso, del cual no
pasa nada porque revele ahora su identidad pues sí que aparece en la portada
del libro. Aroca se vale de esta feble ocultación de su nombre para lanzar un
juego al lector ya que desde su primera aparición queda claro quién es en
realidad. Continuas y evidentes pistas nos irán dejando claro su yo verdadero
haciendo que el juego consista no en adivinar de quién se trata, sino en
reconocer los tics más clásicos del detective que nos lo hará presente a cada
instante. La narración así está plagada de personajes, hechos, lugares y
objetos que aluden o remiten a obras preexistentes. Como he dicho, una
auténtica maraña de caminos entrecruzados la cual, y aquí estriba su gran
mérito, no se limita a acumular nombres o anécdotas sin más, sino que los
enlaza en un puzzle creativo fascinante. Tanto si se conoce su procedencia, lo
cual hace que se disfrute de su reconocimiento, como si no, cosa que Aroca no
dificulta en ningún momento gracias a un magistral glosario onomástico y
toponímico incluido al final del libro en el que el juego entre la realidad y
la ficción se multiplica convirtiendo su lectura en una auténtica y erudita
delicia.
Pero más allá de estas infinitas referencias,
tenemos una fantástica novela de aventuras perfectamente disfrutable aunque
desconociéramos todas y cada una de ellas. Y en esto, al menos a mi gusto,
estriba su magnífico valor adicional. Porque Charlie Marlow y la rata gigante de Sumatra resulta una historia
asombrosa, trepidante y, lo mejor, salvajemente divertida. Gran parte de la
acción discurre a bordo del vapor volandero holandés Friesland. Allí se marcan
todos los puntos importantes de la trama que se desarrollarán y resolverán nada
más y nada menos que en la mítica isla de la Niebla. Todo lo que acontece a
bordo del barco no solo es emocionante, sino también desternillante gracias al
excelente retrato de los marineros que forman su tripulación, en especial esos
magníficos diálogos, casi encontronazos, entre el “misterioso” Sigerson y el
capitán Marlow. Una verdadera gozada que consigue mantenernos con una sonrisa
continua en el rostro sin que por ello los acontecimientos más terribles y
macabros de la aventura se resientan o pierdan su fuerza.
Hay grandes momentos, estando estos comentados
entre mis favoritos, pero destacaría también la sencillamente fantástica forma
en que Aroca ofrece una solución al misterio real de la desaparición del barco
Mary Celeste, una de las ideas más bonitas contenidas en este libro. Y a su
malvado de rigor, el tremebundo doctor Severus Magog Sivane, cuyo origen nos
retrotrae a los maravillosos cómics del Capitán Marvel (Shazam) creados por
Bill Parker y C. C. Beck. Este misterio del Mary Celeste será el corazón de su
siguiente novela, la recién autoeditada Los
náufragos de Venus, que adelanto ya que me ha gustado más aún que la
presente. Aroca sigue construyendo su tupida malla de nexos entre personajes de
ficción haciendo que sus novelas la creen a su vez edificando un todo que se
continúa de una a otra. Como dice el propio autor: “el conjunto es superior a
las partes.” Damos fe de ello, pero dejando constancia de que solo se puede
construir un todo magnífico cuando sus partes son tan geniales como esta novela
en la que Marlow y Holmes se enfrentan a uno de los casos más extraños con los
que jamás se encontrara el celebérrimo detective consultor.
Cuaderno
de bitácora del “Matilda Briggs”: cinco ensayos sherlockianos y una carta (2005-2006)
A la manera del Baker Street Journal de los años 40, Aroca ofrece una bonita
colección autoeditada de cuadernillos que se inspiran en su presentación en
esta mítica publicación. Como su título deja bien claro, este cuaderno está
compuesto de cinco artículos dedicados a Holmes y una carta firmada por ese
viejo conocido nuestro que es Fu Manchú, además de unos extraordinarios
anuncios de la época en la que excelentes profesionales nos ofrecen sus
servicios, aunque da la sensación de que tras todos ellos se ocultan los dos
mismos y bien conocidos hermanos doylinianos, jeje. Vamos con su contenido.
Presentación:
Matilda et Marie.
Donde Alberto López Aroca recopila información acerca del ficticio, que resulta
tal vez no serlo tanto, barco Matilda Briggs, quizá en su origen el Mary
Celeste ocultado su nombre por el propio Watson al mentarle Holmes el caso de
la rata gigante de Sumatra. Quizá de aquí parta la idea de Aroca de
convertirlos en dos barcos bien distintos en su novela Charlie Marlow y la rata gigante de Sumatra y la posterior Los náufragos de Venus, siendo así el
primer navío el protagonista del archiconocido enigma y el segundo el que
Holmes mencionara en el caso de la rata.
La
aventura del ineludible duelo eludido. Donde se especula sobre un posible enfrentamiento
entre Holmes y Jack el Destripador, y de regalo todas las obras que han versado
sobre este fantástico encuentro. Y también sobre aquellos otros libros que
esclarecen el caso del célebre asesino sin nombrar a Holmes o los que explican
por qué este nunca intervino en ese caso o por qué Watson nunca lo escribió.
Como en el ensayo anterior, Aroca funde erudición, fantasía y realidad en un
combinado imbatible que se multiplica aún más en el excelente Mycroft Holmes y algunos agentes del
Diogenes Club, donde nos habla de la pertenencia del marino Charles Marlow
al espectral club fundado por Mycroft, así como de otros posibles miembros. Y
de las extraordinarias asociaciones y concomitancias existenciales de estos
entre sí.
En el dueto formado por El problema del Holmes travestido y El argumento del destripador alemán (Algo más sobre el Holmes
travestido) se nos explican nuevos detalles sobre el enfrentamiento entre
Jack el Destripador y Sherlock Holmes, en concreto sobre aquel que llevó al
detective consultor a atraparlo recurriendo al “ingenioso” truco de vestirse de
sexy prostituta. El origen de este duelo sin igual está en las dos colecciones
(en concreto, en la segunda de ellas) de pastiches alemanes anónimos de
principios del siglo XX protagonizados por Holmes (de los cuales hemos podido
disfrutar de recientes reediciones comentadas AQUÍ, AQUÍ y AQUÍ). La realidad supera a la ficción en este caso, pues estos
pastiches, al ser “traducidos” de manera harto imaginativa por el genial
escritor belga Jean Ray, dieron origen al Sherlock Holmes americano: Harry
Dickson.
El cuadernillo se cierra con la pieza que más
me ha gustado de las seis que lo conforman, a mi gusto una pequeña joya. El mundo volverá a saber de mí es una
carta de Fu Manchú dirigida a Mycroft Holmes. Con Charlie Marlow de
protagonista, adelantando detalles de la aventura conjunta que este vivió con
Sherlock y que Aroca nos relatará seis años después, y con el terrible destino
pergeñado por el genio oriental del crimen para el marino conradiano (aroquiano
convendría decir en esta ocasión). El tono entre sardónico y admirativo,
respetuoso e insultante a un tiempo de la misiva se nos antoja de fantástica
factura, tanto en su forma como en la sucesión de hechos que en ella nos
relata. La manera en que Fu Manchú, siempre correcto y educadísimo, nos
acompaña de la mano con una sonrisa humilde y servicial hacia el corazón del
horror es magnífica.
La rata
gigante gigante de Sumatra en el oeste (2012)
Y para terminar, y como complemento a la
novela que abre este comentario, recomendamos vivamente la lectura de este
relato (firmado con el sobrenombre Norm Eldritch) ambientado en el salvaje
oeste con un chino, inspirado tal vez por ese otro que aparecía en El circo del Dr. Lao (1935) de Charles G.
Finney, que se presenta en un tórrido pueblo típico de ese oeste mítico que para
nosotros nace más del cine que de la literatura con un carromato de monstruos
en cuyo interior transporta un ejemplar de la terrible rata gigante de Sumatra.
Protagonizado por los posibles descendientes del mismo Robinson Crusoe, el
despiadado pistolero de pétrea mirada Fred Porlock con su Winchester 73 (una
creación de Arthur Conan Doyle que aparece de forma intermitente en la obra de
Aroca), el mentado chino misterioso, el obtuso sheriff Reed Brooks y el
rufianesco señor Cosgrove. Muy entretenido, funde a la perfección una historia
del más puro far west con una trama
de robos trufada de criaturas imposibles. Lo fantástico rasga el plomizo y seco
viento del desierto y el polvo levantado por las botas de cuero se apelmaza en
la atmósfera de la sala de lectura de nuestra mansión de forma inevitable.
Aroca domina este tono donde lo fantástico juguetea con la comedia sin
abandonar u olvidarse de la emoción y la tensión de la historia.
Podéis haceros con estas tres maravillas y
otras fruto de la imaginación de su autor en este blog donde las tiene a la
venta: AQUÍ.
LÓPEZ AROCA, Alberto. Charlie Marlow y la
rata gigante de Sumatra: una aventura de Sherlock Holmes en 1893 con la
solución al misterio del “Mary Celeste.” Ilustraciones de cubierta e interior:
Sergio Bleda Villada. Madrid: Alberto López Aroca, 2012. 303 p.
LÓPEZ AROCA, Alberto. Cuaderno de bitácora
del “Matilda Briggs”: cinco ensayos sherlockianos y una carta. Albacete:
Academia de Mitología Creativa “Jules Verne” de Albacete, 2006. 52 p.
ELDRITCH, Norm. La rata gigante de Sumatra en
el oeste. Traducción de Alberto López Aroca; ilustración de portada de Sergio
Bleda. Madrid: Academia de Mitología Creativa “Jules Verne” de Albacete, 2012.
48 p. Bisonte futuro; 95.
5 comentarios:
Guau! ya tengo entretenimiento para los próximos días. Ya he hecho el pedido en mi librería. Gracias Llosef
¡De nada, josia! ¡Espero que te gusten! Yo las he disfrutado al máximo.
Yo descubría a Aroca en su más que recomendable "Los espectros conjurados"... Leí el año pasado de esta Rata Gigante y me lo pasé como pocas veces frente a un libro... Desternillante, irónico, erudito, respetuoso... y eso que a priori no me gustan los libros "cargados de referencias". Pero es que el caso de Aroca se sirve de ellas tan sabiamente, tan sin afectación, tan bien traídas e insertas en la historia, que no puede uno sino regodearse de gusto. Yo ya lo he nombrado Rey Sin Corona del Pulp Español, muy suoperior desde mi opunto de vista a cualquier otro intento lleno de buenas intenciones pero a menudo demasiado deudor de modos ajenos... lo que desde luego no es el caso de Aroca. ¡¡Viva el Rey!!
(P. D.: Ahora voy a por los zombies de Cranford... y después caerán esos Náufragos de Venus, que si dice que es aún mejor que la Rata Gigante, estrá para chuparse los dedos...)
¡Un abrazo!
EL ABUELITO
Abuelito, lo ha explicado usted a la perfección. Desde ya mismo me apunto a considerarlo yo también el Rey Sin Corona del Pulp Español sin dudar. "Los náufragos de Venus" la he disfrutado más aún creo que por varias razones: desde luego porque es una novela sensacional, pero también quizá porque ya estoy inmerso en su mundo y uno va descubriendo y saboreando poco a poco la tupida red que sus novelas y relatos van formando entre sí, y de postre porque para mí ha sido la prueba definitiva de que aunque no se conozcan las referencias (con las de Venus me declaro bastante perdido), se disfruta absolutamente igual. Una historia en la que el sentido de la maravilla, la aventura y la diversión se vive en cada página. Todo un placer. Y con una referencia a Barrio Sésamo que si no hubiera estado desternillándome de la risa me hubiera levantado del sillón para aplaudirle.
¡Un abrazo, Abuelito!
Estoy, sencillamente, abrumado.
¡Muchas gracias, Abuelito! ¡Y muchas gracias, Llosef!
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