viernes, junio 17, 2011

Mutante, de Henry Kuttner (1953)

He leído muy poco a Henry Kuttner, aunque ese poco me ha encantado. Encontré de saldo esta novela, Mutante, y allá que me lancé eufórico a leerla. Y, como pasa a veces, ha resultado un tanto decepcionante. No diré que es una mala novela, pero desde luego tampoco lanza uno cohetes al cielo al terminar su lectura. Diría que su planteamiento es interesante, pero en conjunto resulta algo fría y aburrida. Se lee con demasiada distancia.

En fin, digo novela y en realidad se trata de cinco relatos (cuatro de ellos publicados en la revista Astounding en 1945) enlazados por una historia que importa más bien poco. La excusa se queda en eso: en una manera de darle continuidad a los cuentos cuando no era necesario. Tampoco molesta, ¿eh? Esta forma de construir una novela a costa de “pegar” varios relatos se denomina en el mundo anglosajón fix-up.

Kuttner nos narra la evolución de una sociedad en la cual, tras una hecatombe nuclear, la población se ha visto disminuida de manera drástica. Pero no solo eso: la radiación ha provocado que una serie de individuos evolucione a un estado superior. Este estado consiste en poseer un sentido nuevo, una nueva capacidad: la telepatía. Desde sus titubeantes comienzos, cuando ser telépata es una mezcla de saberse superior con la vergüenza que provoca el saberse diferente siendo minoría, hasta la consabida supremacía final. Cada relato nos cuenta un estado más avanzado, un momento crucial, de esta evolución: las generaciones se suceden y a través de ellas contemplamos el futuro lejano de una humanidad distinta a la nuestra.

Mezcla de historia post nuclear con cómic de superhéroes y mucha reflexión social, en todos los aspectos se queda algo corta. Y es que Kuttner dedica demasiadas páginas a explicarnos en qué consiste esta telepatía y cómo funciona en sociedad. Da la impresión de que cuanto más se explica, más dudas surgen y más tiene que explicar, y llega un momento en que al lector, o al menos a mí, ya le importa un rábano cómo funciona exactamente el dichoso invento. Jopé, si te lo estás inventando y nos lo vamos a creer, no la líes… Porque al final uno piensa que de existir telépatas, desde luego así no funcionaría la cosa.

Esta sociedad en la que los telépatas forman una minoría y viven temerosos de que los humanos normales se cansen de ellos y decidan exterminarlos muestra unos síntomas bastante decadentes, por lo que de entrada uno está de parte de los telépatas. También porque los humanos normales apenas tienen personalidad: parecen una masa ciega que se mueve cual hoja que el viento arrastrara de una alcantarilla a otra. Dentro del grupo de telépatas que se quiere ocultar entre esta masa, hay una célula infectada: se trata de los paranoides, unos telépatas desquiciados que solo desean acabar con los estúpidos e inferiores humanos y dominar el mundo. Vamos, que estos serían los de Magneto.

Por supuesto, pese a que Kuttner no lo quiere así, a mí los que me caen bien son los paranoides, claro. Cada vez que entran en escena la acción se pone interesante y las reflexiones alcanzan una altura que es de agradecer debido a la confrontación de ideas distintas. Defienden la limpieza étnica, por lo tanto serían los malos, pero los “buenos”, los humanos normales, son los que inician dicha limpieza (vale, impulsados por los paranoides, que desean la guerra, pero la semilla del odio estaba más que germinada en ellos), y la solución pacífica que imponen los telépatas guays es de ponerse a hacer acampadas sin parar en sus cochinas puertas. No es la pretensión de Kuttner, repito, pero es lo que he sentido yo al leer la novela. Pasa igual con los tebeos de los mutantes de la Patrulla X, de los que sería un curioso antecedente (más que de la excelente novela de Robert Silverberg Muero por dentro, que es la que se cita siempre por el tema de la telepatía): al final, Magneto siempre cae mejor que el sosainas del profesor Xavier. Y es que el mal tiene su atractivo, qué demonios, que esto es ficción. Y como he dicho, el bando que hace lo correcto aquí es de temer de verdad: es como oír a un grupo de banqueros hablando de cómo ellos solucionarían los problemas económicos del mundo. Y que lo pusieran en práctica. Lo dicho, para acampar.

Se me olvidaba lo mejor, justo lo que en los momentos más aburridillos del libro me impulsaba a continuar porque me resultaba simpático: los telépatas tienen una cualidad física que los distingue de los humanos normales, y esta es… jajaja… ¡que son calvos! Sí, así los llaman: Calvos. Y para no llamar la atención y no parecer lo que en realidad piensan que son se ponen pelucas. ¡Ay! Si yo viviera en esta sociedad futura seguro que no tendría la suerte de ser un telépata (bueno, tal y como la pintan, en esta sociedad lo que me gustaría es estar muerto), pero sería un Calvo (que es lo que soy ahora): amigo entre mis enemigos y enemigo entre mis amigos, como rezaba aquella película de Mikhalkov. Vamos, como la vida misma.

KUTTNER, Henry. Mutante. Traducción de Horacio Vázquez Rial y José Manuel Pomares. Barcelona: Bruguera, 1983. 284 p. Colección Naranja, Ciencia Ficción; 14. ISBN 84-02-09389-2.

8 comentarios:

Pato dijo...

Jajaja! Se me ha venido a la mente el cartel de Being John Malkovich, con todos los Malkovich cartonianos XD

ÅƯŤØÐØĻØŘ dijo...

Sí, ya lo sé. Soy mosca cojonera. Había una serie de fascículos llamados "Fantaciencia" Tengo 3 o 4 tomos de esos, así como sus "posters" centrales, con dibujos de scifi... ¿Conoces eso?
http://www.ttrantor.org/EdiPagCol.asp?editorial=EGC&volumen=Fantaciencia

los tengo! :D

Richard Shelton dijo...

Hola

Mutante se encuentra en col. Libro Amigo de Bruguera nro 495, 1977. y en otra col. llamada Galaxia.

En las dos colecciones se menciona como autores a Kuttner y a su esposa Catherine L. Moore.

En las demás ediciones posteriores sólo se indica como autor a Kuttner(según Tercera Fundación)

Saludos

Llosef dijo...

Autodolor: ¡no los conocía!!!! Y ahora.. ¿qué haré sin ellos? ¡Mi afán por tenerlos ya no me dejará dormir! Aunque para lo que duermo... ¡Vaya títulos los de esos artículos!!!!!!!!

Black: al parece Kuttner y su esposa Catherine L. Moore solían colaborar uno en las obras del otro, siendo así que todo lo que firmaban podría deberse a la autoría de ambos. Lo que acababa firmando uno de ellos era porque pertenecía en mayor parte a quien lo firmaba. Tendría que haberla citado al menos, pero confieso que esta mañana escribiendo el comentario... ¡ni me acordé!!! ¡Gracias por ponernos sobre aviso!

Querida Pato: a mí a lo que me recuerda es... ¡a mí cuando me miro en el espejo, agh!

ÅƯŤØÐØĻØŘ dijo...

Aquí hay escaneados 12 fascículos...
http://fantaciencia.blogspot.com/

prometieron 9 tomos, pero sólo llegó a editar 4. Los conservo en tomos, y los posters aparte.

Llosef dijo...

¡Ahí va! Aquí hay entretenimiento para rato. ¡Gracias!

Gladwyn Burks dijo...

Me parece terrible que este señor que recomienda textos y habla de estos NO es capaz de diferenciar entre cuentos, serie de estos y novelas, novelas cortas y noveletas, ni establece o aclara qué concepto tiene de "relato".

A ver, señor, cinco cuentos no son una novela, ni veinte cuentos van a ser una novela, NO, los cuentos son cuentos y lo seguirán siendo y las novelas, lo que son así serán, la distinción es clara, y una serie de relatos tampoco es una novela, la división de la estructura de la novela es mediante capítulos, en esto se destaca la extensión de este género narrativo, aunque no es el único, debería, antes de hablar por hablar y criticar un texto de Kuttner leer algo sobre literatura básica para poder tener criterios, por ejemplo a la hora de criticar una serie de cuentos y saber si es una novela o cuentos como tal, sería ridículo leer un cuento esperando una novela y leer una novela esperando un cuento, por eso bien claro el autor, la información o la editorial establece qué tipo de escrito es, y las mismas características del texto nos lo dice.

Esto para evitar que aparezcan dizque "críticos literarios" denigrando de Kuttner pero se enredan entre conceptos de novelas y cuentos sin definición alguna basada en conocimientos básicos que cualquier lector debe tener antes de abrir la boca o poner el dedo en una tecla.

Llosef dijo...

Estimado Gladwyn: "En fin, digo novela y en realidad se trata de cinco relatos (cuatro de ellos publicados en la revista Astounding en 1945) enlazados por una historia que importa más bien poco. La excusa se queda en eso: en una manera de darle continuidad a los cuentos cuando no era necesario. Tampoco molesta, ¿eh? Esta forma de construir una novela a costa de “pegar” varios relatos se denomina en el mundo anglosajón fix-up." Este es el segundo párrafo de esta reseña, no crítica, que ni soy profesional ni cobro por ello. Por lo demás, lamento no coincidir contigo en la excelencia de este libro. En otras entradas del blog sí comento relatos de Kuttner que me han encantado.