Allá por los años 70 la editorial Bruguera
dedicó en su colección Libro amigo
una buena cantidad de volúmenes a compilaciones de relatos de ciencia ficción
seleccionados de la revista norteamericana The
Magazine of Fantasy and Science Fiction, los cuales se publicaron bajo el
escueto pero esclarecedor título del género al que estaban dedicados seguido de
ese “selección” que los unificaba y del número que formaban en la lista. Gozan
de muy buena fama entre los aficionados, y con razón. Nos detendremos hoy a
repasar este volumen que supone el 19 y que, en toda su magnífica simplicidad,
se acoge al nombre de Ciencia ficción,
selección 19. Todos ellos buscaban una temática que justificara la mentada
selección de cada número y la de este en concreto, como nos adelanta Carlo
Frabetti en su Presentación: tradición y
vanguardia en la SF, está dedicado a la New
Thing (Nueva cosa, en español,
traslación que suena bastante feota en nuestro idioma), también conocida como New Wave (Nueva ola, que suena bastante mejor, más futurista y moderna,
¿no?), el movimiento literario fundamentalmente británico que dentro de la CF
buscó renovar el género viajando más hacia el interior del hombre, lo humano,
que hacia el espacio exterior, aunque también. Se intentó introducir un nuevo
estilo narrativo, más arriesgado y cercano a la vanguardia, aparte de nuevas temáticas
y novedosos enfoques a antiguas cuestiones. Escritores que le insuflaron un
aspecto innovador y revolucionario junto a otros que dentro de la tradición
supieron hacerse eco de estos cambios. El género evolucionaba sin dejar de ser
fascinante.
The Magazine of Fantasy and Science Fiction
(MFSF), febrero 1972.
Portada: Bert Tanner.
(Todas las portadas de la revista están extraídas de la magnífica web
The Internet Speculative Database, ISFDB, AQUÍ)
Se incluyen seis relatos de los que quizá de
manera estricta tan solo dos puedan considerarse ejemplos de esta New Thing, y además uno de ellos de una
autora norteamericana como ejemplo de que la cosa, nunca mejor dicho, no se
circunscribió a las islas. En Los días
del perro (Dog Days, publicado en
The Magazine of Fantasy and Science
Fiction, como el resto así que no especificaré en adelante este dato, en
febrero de 1972) la autora Kit Reed (a la que ya conocíamos bajo el sobrenombre
de Shelley Hyde de su anodina novela de terror Fiebre de sangre) nos trae una historia de un mundo arrasado y
caído sumido en el caos y con graves problemas de superpoblación. Las calles
son patrulladas por brigadas de exterminio de perros, si bien no se atreven a
enfrentarse con los más salvajes que dominan las calles atoradas de coches
varados como pecios abandonados por una humanidad en regresión. Un futuro en el
que los atracos y los asesinatos son habituales, dándose la paradoja de que
quien posee un perro puede tener un medio de defensa, más que nunca es el mejor
amigo del hombre ante una agresión, pero como los libros en la magnífica novela
de Ray Bradbury Fahrenheit 451 (1953)
suponen un problema, solo que en el relato de Reed los perros deben ser
eliminados debido a la falta de alimentos. Así, la protagonista se encuentra en
la encrucijada de entregar a su amada mascota a las autoridades, pero esta
supone su único medio de defensa en ese entorno hostil. Antes, vete a saber…
¡antes quizá entregaría al inútil de su marido! Un irónico y simpático relato
quizá demasiado limitado al centrarse en su anécdota argumental. La aventura del cliente marciano (The Adventure of the Martian Client,
diciembre de 1969), de Manly Wade Wellman y Manly Wade Wellman Jr. (padre e
hijo, por si se alberga alguna duda), une a Sherlock Holmes, al doctor Watson y
al profesor Challenger (todos ellos, como sabréis, personajes creados por
Arthur Conan Doyle) para enfrentarlos a la invasión marciana pergeñada por H.
G. Wells en La guerra de los mundos (The War of the Worlds, 1898). Es una
lectura entretenida, si bien difícil de conservar en la memoria pues aparte de
esta reunión magnífica ofrece poco más. Los autores escribieron otras seis
aventuras protagonizadas por estos personajes míticos.
The Magazine of Fantasy and Science Fiction
(MFSF), mayo 1969.
Portada: Jack Gaughan.
El británico M. John Harrison fue uno de los
adalides de lo que se denominó, como hemos comentado al principio, New Thing, y el relato aquí recogido, Londres melancolía (London Melancholy, mayo de 1969; la ilustración de portada de
Lozano Olivares corresponde al mismo) no solo es un magnífico ejemplo de esta
manera distinta de narrar sino también, y lo más importante tal vez, un
sensacional cuento. Desde un punto de vista oblicuo, escondido, donde lo
narrado nos es expuesto a través de imágenes poderosas y muy descriptivas pero
sin apenas dar explicaciones ni situándolo en contexto (la acción comienza in medias res), es el lector el que poco
a poco va construyendo el mapa de lo que está no ya ocurriendo, que resulta
diáfano, sino el mundo futuro y postapocalíptico en el que el autor nos
sumerge. Y es subyugante ese proceso en el cual en nuestra mente se va
conformando de manera paulatina y sin esfuerzo el marco en el que se desarrolla
esta pequeña historia de un grupo de supervivientes en el momento final de una
terrible invasión alienígena que agoniza. Ciudades derruidas ahogadas en una
niebla tóxica, criaturas con la capacidad de volar (los supervivientes) y unos
extraterrestres que tienen el aspecto de destructivas libélulas tamaño extra
grande que anticipan al mismísimo Alien,
el octavo pasajero (Alien, Ridley
Scott, 1979). Es impresionante la manera en que Harrison nos hace compartir los
desplazamientos por los aires, los acrobáticos y arriesgados vuelos de los
protagonistas expuestos siempre al peligro de los vientos, de los aliens y de
la niebla maldita que se arrastra allá abajo, pero más aún si cabe la mareante
descripción de una gigantesca nave espacial invasora estrellándose contra el enfermo
suelo, sobre el que se abre la nube contaminada para tragarse al gigante caído
y derrotado por su misma grandeza. Las sensaciones de asombro, maravilla y vaga
incomprensión inicial nos hace partícipes de los sentimientos y miradas de los
personajes, creando y construyendo una historia de una belleza secreta y
sobrenatural.
The Magazine of Fantasy and Science Fiction
(MFSF), diciembre 1969.
Portada: Ed Emsh.
Más clásico en su construcción es el
divertidísimo Fórmula para un bebé
especial (Formula for a Special Baby,
diciembre de 1969) de Julian F. Grow, que nos cuenta las desventuras de un
extraterrestre que está de visita en nuestro planeta con una misión que
cumplir. Grow resulta brillante en todo momento haciendo creíble la confusión
del alienígena perdido en nuestro mundo y la naturalidad pueblerina del humano
que decide ayudarle, más por pena que por otra cosa. Resolver el hecho de que
no es necesario comprender al otro para aceptarlo como es, sin falsos
posicionamientos, recurriendo a un humor que en más de una ocasión me hizo reír
a carcajadas es un logro maravilloso. Un relato en las antípodas del estilo de
Harrison pero igual de delicioso de disfrutar. Este es el quinto cuento que
Grow escribió protagonizado por su personaje el Dr. Hiram Pertwee, el buen
samaritano cuyo desternillante punto de vista da todo su color a esta gran
historia, creado en 1961 y del que la presente supone su última aventura. Nada
me gustaría más que poder leer las otras cuatro.
Por el
amor de Grace
(For the Love of Grace, mayo de 1969)
de Suzette Haden Elgin es otro magnífico relato, y ya van tres en esta selección 19 que solo por estos ya nos
resulta imprescindible. Con un fuerte mensaje feminista, Halden Elgin consigue
emocionarnos con esta historia enmarcada en una sociedad patriarcal alienígena
en la que los hombres jóvenes comienzan a sensibilizarse con el cambio
necesario, una niña se enfrenta a sus mayores con orgullo y valentía y un
hombre amante del orden social establecido debe aprender a que hay que empezar
a mirarlo todo con ojos nuevos. Un cuento que no pierde jamás de vista la
humanidad de sus protagonistas, o de cómo el mensaje llega con más fuerza si no
se deja a un lado la emoción ni la perfecta construcción de personajes y se
ignora el maniqueísmo. El hecho de que la autora tome como narradora la voz de
uno de los creyentes y mayores defensores del régimen establecido que gobierna
el planeta nos arrastrará en nuestro deseo de que él, a quien Elgin nos ha
hecho apreciar pese a su ideología, abra su mente y comprenda que un nuevo
mundo más hermoso y mejor está por llegar. Un mundo en el que la igualdad entre
los sexos es una realidad.
Es verdad que Enigma en Kort (Trouble on
Kort, abril de 1969) de William M. Lee, que cierra el volumen, no está a la
altura de los tres precedentes, pero es que el nivel de estos lo ponía difícil.
Esta aventura policial con paisaje espacial es entretenida, una mini space-opera que se desenvuelve con los
tópicos más recurrentes de la novela negra, pero después de lo grande quizá se
nos hizo demasiado pequeño.
The Magazine of Fantasy and Science Fiction
(MFSF), abril 1969.
Portada: Bert Tanner.
CIENCIA ficción, selección 19. Traducción de
M. Giménez Sales; introducción de Carlo Frabetti; ilustración de portada de
Lozano Olivares. Barcelona: Bruguera, 1975. 189 p. Libro amigo (ciencia
ficción); 342. ISBN 84-02-04517-0.
2 comentarios:
En realidad, "La aventura del cliente marciano" hay que leerla dentro de la serie que conforma la novela "La guerra de los mundos de Sherlock Holmes". Si no, te quedas a medio tango...
Esa es la sensación que me ha dado, Alberto. Menos mal que tengo el número de Barsoom donde se incluye "La guerra de los mundos de SH" y podré resarcirme... ¡Un saludo y un honor que te pases por aquí!
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