Un príncipe parte de su reino en pos de un quimérico sueño.
Lleva con él un grupo de mensajeros para mantener contacto con el mundo que
queda a sus espaldas.
Creo que el relato de Dino Buzzati (1906-1972) Los siete mensajeros (I sette messaggeri, 1942) es puro
símbolo. Algo habitual en la obra del autor italiano, algo esencial en su El desierto de los tártaros (Il deserto dei tartari, 1956). Intentaré
explicarme.
Lo primero, la futilidad de la vida. La empresa
del príncipe es considerada por todos "un inútil dispendio de los mejores
años de la vida". Nuestros proyectos, deseos, ilusiones, son humo.
Segundo, la infancia perdida y su añoranza. El
deseo de no perder nunca lo que indefectiblemente ya hemos dejado atrás:
"En vano intentaba persuadirme de que las nubes que pasaban por encima de
mí eran iguales a aquellas de mi infancia...", piensa el príncipe. Este
deseo de que lo pasado permanezca, esté presente en lo que ya no es, es el porqué
de los mensajeros. Ellos son su unión con ese pasado perdido pero que así cree
recuperar: otra empresa condenada al fracaso de antemano. No son siete hombres
a caballo viajando, somos nosotros tratando de no perder nuestro pasado. Por
eso, cada día que pasa nos aleja más de él (la tardanza creciente de los
mensajeros en regresar), la vejez que nos aleja de la infancia.
Más sobre la futilidad del empeño humano: en
Domingo, uno de los mensajeros, se unen varios sentimientos. Él es el último contacto
del príncipe con el pasado, el último al que manda hacia atrás, sabiendo que
para cuando retorne será tarde. La aceptación de que ya el pasado está perdido,
es irrecuperable, pero aún gastamos un último aliento en el esfuerzo por
conseguir recuperarlo: "Tú eres el vínculo superviviente con el mundo que
antaño también fue mío". Fundamental en estas palabras que el príncipe ya
no considere ahora que el mundo de su pasado le pertenece, que es suyo todavía:
lo fue hace mucho tiempo. Toma conciencia de la pérdida. Y más sobre la
futilidad: manda a Domingo a su empresa aun sabiendo que no lo volverá a ver. Este
cumple. Porque es un símbolo. La
futilidad de aferrarse al pasado: eso representan los mensajeros.
A partir de aquí, del relato se apodera otro
sentimiento. Los cambios acontecidos nos hacen extraños de nuestro propio
pasado. Con los años, al príncipe no le preocupa tanto el pasado como lo que
está por venir. De ahí que a partir de la marcha de Domingo ya nunca los
enviará a hacer el camino de vuelta, sino que los mandará hacia adelante. Quiere
que le den noticias de lo que hay más allá. Es la vida: en la mediana edad nos
preocupa el pasado, pero con los años nos preocupa más el futuro, la muerte.
Por eso espera ahora noticias de más allá, por eso se abre ante él un nuevo
confín, un nuevo paisaje desconocido y aún por explorar, por eso es un
extranjero. "(...) no es ya la nostalgia por las alegrías abandonadas...
es más bien la impaciencia por conocer las tierras ignotas hacia las que me
dirijo". Sabe que no volverá porque de este viaje ya no hay retorno, es la
muerte, por eso sabe inútil el viaje de Domingo. Los mensajeros van ahora hacia
adelante, la esperanza
eterna que abriga el corazón humano, eso también son los siete mensajeros.
Así es como yo entiendo este magistral relato de
Dino Buzzati.
En: BUZZATI, Dino. Los siete mensajeros y otros
relatos. Selección y traducción de Javier Setó. Madrid: Alianza, 1996. 219 p.
El libro de bolsillo; 1772. ISBN 84-206-0772-X. Pp. 7-12.
4 comentarios:
Muy buen análisis. Es un relato que nos parece muy interesante y que siempre recomendamos leer a nuestros alumnos.
Es un relato magnífico. ¡Gracias por comentar!
Muy bueno el análisis!!
Me identifico totalmente con este análisis !! Sin dudas de eso se trata.
Excelente!! Muchas gracias!!
Publicar un comentario