Ardía
en verdad en deseos de leer este cuento del muy popular, en su época, escritor
londinense Edward Bulwer-Lytton (1803-1873). Presentado como “uno de los
mejores relatos de casas encantadas jamás escritos” por el mismo Lovecraft o
“la mejor historia de fantasmas en lengua inglesa” por el no menos
imprescindible Lafcadio Hearn, ya me contaréis quién podría resistirse. En una
edición cuidada y elegante como es habitual en Impedimenta, su lectura no os
entretendrá más de media hora, quizá la única pega que pudiéramos poner:
¡queremos más! Puedo decir una vez terminado que, en fin, sin pararme demasiado
a pensar, Corazones perdidos (1904) de
M. R. James, La historia de la vieja
niñera (1852) de Elizabeth Gaskell o La
puerta en el muro (1882) de Margaret Oliphant son relatos de fantasmas y
casas encantadas que dejan un tanto en evidencia tamañas afirmaciones acerca de
este de Bulwer-Lytton, pero al tiempo no dudamos en reconocer que La casa y el cerebro (1859) es un cuento
sensacional, con momentos estremecedores capaces de provocar ese espanto que
consigue que la tan manida metáfora del escalofrío recorriendo nuestra espina
dorsal de puro miedo deje de serlo.
El
punto de partida no puede ser más tradicional: dos viejos amigos se encuentran
por la calle y uno de ellos le cuenta al otro el horror sufrido al alquilar con
su esposa una casa encantada y tenerla que abandonar echando chispas a las tres
noches de permanecer en ella. El otro, intrigado al máximo, le pide la
dirección y se presta a tomarla en alquiler él mismo. Tiene experiencia en
casas encantadas y nada le puede atraer más que ser capaz de dar con una que lo
esté de verdad. Y hala, manos a la obra y con su criado y su perro allí lo
vemos pocas páginas después presto a pasar una noche en la terrorífica casa.
Justo la llegada a esta y lo que sucede en esa noche fatídica compondrán el
corazón del relato, que en su primera mitad ofrece toda una galería de horrores
y apariciones espectrales de antología. Bulwer-Lytton detalla con maestría cómo
el protagonista toma posesión de la casa con sus compañeros, lo cual sirve para
que conozcamos todos sus rincones y ya se empiecen a dar los primeros sucesos
paranormales. Caerá la noche y entonces se desatará una verdadera ordalía
infernal que tomará carácter de alucinada pesadilla consiguiendo los más
brillantes, por oscuros y terroríficos, momentos de espanto que harán que esta
primera mitad del relato se pueda medir cara a cara con los tres citados. Lo
prodigioso y lo sobrenatural crearán una atmósfera de horror difícil de
soportar hasta para nuestro valiente narrador, el cual contemplará atónito todo
un festival de prodigios espeluznantes desplegarse ante sus ojos. Y nosotros
con él.
Tras
estas magníficas páginas, una vez pasada la terrorífica noche, observé que aún
ni me encontraba en la mitad del libro, así que me las prometí felices, pero
entonces es cuando llega el turno del cerebro del título, la hora de las
explicaciones, esas que sobran aunque ya sabemos que no suelen faltar.
Bulwer-Lytton desarrolla una de esas teorías dedicadas a dotar de sentido a los
fenómenos paranormales tan en boga en aquella época y al espíritu del autor, y
que aún hoy en día podemos leer incrédulos en las revistas y libros dedicados a
tan fantasmal cuestión. Si bien la búsqueda posterior en la casa maldita del
origen de la infección fantasmal no dejan de atesorar una fuerza espectral
contundente, las mentadas explicaciones se leen con el mismo interés que las
que se dan en las novelas de crímenes cuando se junta a todos los sospechosos
en una habitación y venga, a estropear todo el misterio y la intriga en la que
nos han tenido sumidos. Esto no resta valor al conjunto, que conste, pero tras
caminar de la mano del horror no resulta tan placentero pasear silbando las
melodías de la parasicología más estrambótica. Bulwer-Lytton era un férreo
creyente en las mismas, no hay sorpresa pues, pero sí un poquito de bajón tras
haber degustado las delicias del mejor fantástico espectral.
No
dejamos de recomendar vivamente su lectura, por descontado: solo por esa excelente
primera parte ya merece toda nuestra atención. Un puro hervidero de imágenes
que permanecerán toda la noche posterior a su lectura consiguiendo que nuestro
sueño se llene de pesadillas, todo un muestrario de lo que el género estaba
desarrollando y adelantando casi todo lo que vendría después. Si bien en su
conjunto no es un relato perfecto, sí que afirmamos sin titubear que resultará
inolvidable.
BULWER-LYTTON,
Edward. La casa y el cerebro: un relato victoriano de fantasmas. Introducción y
traducción de Arturo Agüero Herranz. Madrid: Impedimenta, 2013. 101 p. ISBN
978-84-15979-02-9.
6 comentarios:
Lo leí hace muy poquito (por si a alguien le pudiese interesar, la versión original de The Haunted and the Haunters está disponible gratuitamente a través de Project Gutenberg), y aunque la historia me entretuvo, no me atrapó del todo. Me pareció una "novella" atrapada en el goticismo dieciochesco.
En el fondo, sospecho que la responsable (involuntaria, por supuesto) de todo esto es Marjorie Bowen y la crueldad terrorífica de sus relatos. Después de haberme empachado a gusto con su obra a lo largo del 2013 (festín que espero repetir en este 2014), ya no consigo leer cualquier tipo de terror ni disfrutarlo de la misma forma... aunque, probablemente, tan solo se trate del hecho de que me estoy volviendo vieja...
http://www.gutenberg.org/ebooks/14195
Jajaja, vieja sabemos que no. En español solo hay cuatro relatos publicados de Marjorie Bowen, y no tengo ninguna de las compilaciones en los que aparecen... En fin, toda una lástima porque estoy deseando tener la oportunidad de leerla.
Este de Bulwer-Lytton a mí me ha gustado mucho, pero yo sí soy mucho más viejo y rancio que usted, lo gótico me pilla más cerca en el tiempo, jajaja, quizá por eso lo he disfrutado, en especial en su primera parte, que yo veo no muy alejada de cualquier relato o novela de casas encantadas que se precie. Ya sabe que siento debilidad por esta temática, y leyéndolo a altas horas de la madrugada en soledad afirmo que en mi caso resultó efectivo a más no poder. Flojea en la parte explicativa, eso sí.
Yo vengo a romper una lanza en favor de la parte científico-esplicativa!!! Me encantó ese personaje más grande que la vida -siempre he pensado que la inmortalidad corrompe- y me sorprendió encontrar en un cuento de 1800 un giro de trama especulativo que incluso creo que es una anticipación del final de la "Mansión Infernal" de Matheson.
Por ello, para mi "chapeaus" las dos partes del libro, que además tienen la gracia de estar separadas y diferenciadas.
Un saludo!!
Amigo Wolfville: estoy totalmente de acuerdo, como indicaba, en que es un preclaro antecedente de cualquier obra sobre casas encantadas que se precie. Por supuesto, ese poderoso ser casi eterno que aparece en "La casa y el cerebro" nos hace pensar en Belasco de manera automática, jajaja, y todo el relato en sí también en novelas clásicas del género, desde las excelentes "Hechizo" de James Herbert y "El resplandor" de Stephen King a la soporífera "Aquí vive el horror" de Jay Anson, pasando por "La maldición de Hill House" de Shirley Jackson que está a años luz de todas ellas juntas. Más que la especulación, o la explicación, algo común no solo a estas novelas citadas sino a los relatos nombrados en la entrada, es el tipo de explicación a lo "Cuarto milenio" que se nos marca Bulwer-Lytton (tampoco sorprende porque era seguidor y creyente de estas cosas parapsicológicas)lo que nos resulta un poco (solo un poco) anticlimático, más que nada porque pasamos de lo bueno a lo tranquilizador en muy poco tiempo. ¡Y se estaba tan a gusto navegando en las aguas del horror!
Muy buena reseña. A mí me gustó también el personaje que aparece al final del libro, aunque reconozco que me sobraban tantas explicaciones rebuscadas y auto-justificatorias.
¡Gracias, Oriol! Es una estupenda novela corta de terror. ¡Va tocando una relectura por mi parte!
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