Os traigo hoy el comentario que escribiera para la página de cine El antepenúltimo mohicano dedicado a la maravillosa película soviética Viaje cósmico (Kosmicheskiy reys: fantasticheskaya novella), dirigida por Vasili Zhuravlyov en el año 1936. Un film fascinante cuyas imágenes llenan nuestras retinas de auténtica poesía visual. Pocas veces la aventura espacial nos ha sido mostrada tan plena de transida belleza, tan pletórica de vitalidad y fuerza. ¡Una verdadera delicia! Podéis leerlo...
Moscú en un futuro que ahora ya es pasado brillando en una apoteósica panorámica inicial.
La CCCP1 y la CCCP2 son dos de nuestras naves espaciales favoritas de todos los tiempos.
La belleza incandescente de Ksenia Moskalenko, la intrépida astronauta Marina.
El animador Fiodor Krasner logrará arrebatarnos el aliento con sus escenas de nuestros viajeros saltando de un lado a otro por una luna que más pareciera la ciudad perdida de R'lyeh.
El más bello poema de exaltación de la nueva Rusia soviética y su sueño espacial fue castigado por el régimen de Stalin con la ocultación y el olvido. Pero hoy esta película prodigiosa nos lanza su mensaje, tan imborrable como esa señal (CCCP) que dejaran en la luna nuestros héroes, como aviso de su triunfo más allá de las décadas por venir.
2 comentarios:
Impresionante.
No sabía que en la URSS estaban aún produciendo películas silenciosas en 1935.
¿Y todo esto realmente pensaban que sería posible en el año 1946?
Sí, Richard, en toda Asia aún se producían películas mudas en esos años. Allí el cine sonoro tardó más en llegar e implantarse. En la filmografía japonesa esto es aún más evidente que en la rusa...
Y sí también a lo segundo, jajaja, llama mucho la atención que pongan este futuro en unas fechas tan cercanas a la producción de la película como es esa que indicas de 1946: es de una ingenuidad desarmante, pero le añade encanto. No se entiende que fuera una película tan castigada por el régimen de Stalin. En fin, lo importante es que ha llegado hasta nosotros hoy con toda su fuerza y su capacidad de maravillarnos.
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