“-Doctor, ¿alguna vez se le ha ocurrido
pensar que las fantasías de Lewis Carroll pueden no ser fantasías?
-¿Se refiere a que la fantasía suele estar
más cerca de la verdad esencial que la ficción que quiere parecer real?-
pregunté.” (p. 63) Doc Stoeger demostrando no solo ingenio, sino también
inteligencia.
Del escritor Fredric Brown (1906-1972) solo
había leído hasta ahora algunos de sus sensacionales relatos de ciencia
ficción. Esta nueva edición de su novela La
noche a través del espejo (Night of
the Jabberwock, 1950) que ha realizado la editorial Reino de Cordelia nos
ha dado la oportunidad de poder acercarnos a este clásico de la novela negra,
género en el que también brilló Brown, y leerlo a todos aquellos que no
disponíamos de un ejemplar de la lejana publicación (1987) de Júcar en su
colección Etiqueta negra. Y qué puedo
decir: me ha parecido una absoluta maravilla, una obra maestra que me ha
mantenido en una nube alucinatoria durante su lectura y que al terminar me
tenía levitando con la mirada perdida para el mundo, ese que en esos momentos
más que nunca me parecía de todo menos real.
Doc Stoeger es el dueño, director y editor
del pequeño periódico local de Carmel City, un pueblo medio perdido y
totalmente olvidado del trasiego mundanal de la vida. Más de veinte años sin
publicar una noticia importante, una exclusiva que lo haga sentir feliz y
satisfecho de su trabajo, es algo que el pobre Doc sobrelleva como puede. Esto
es: trasegando whisky cada dos por tres y planteándose por primera vez en su
vida vender su semanario (se trata de un periódico de tirada semanal). La vida
discurre aburrida y monótona, un día igual a otro y todos en impasible
sucesión. Pero una noche, tras terminar su jornada y tomarse los dos o diez
copazos habituales en el mismo bar de siempre y hablar con los mismos
contertulios que nunca dejan de pasar por allí a las mismas horas, Doc Stoeger
recibe una visita. La más extraña visita que pudiera imaginar. Un tipo de
aspecto imposible y de nombre más increíble aún, Yehudi Smith, llama a su
puerta y le hace una inaudita proposición, una invitación tan fuera de lo común
como lo es el hecho de que Smith sea, como Doc, un fanático de las novelas de
Lewis Carroll Alicia en el país de las
maravillas (Alice’s Adventures in
Wonderland, 1865) y Alicia a través
del espejo (Through the
Looking-Glass, and What Alice Found There, 1871), y que además conozca los
dos inencontrables artículos que sobre ambas obras escribiera hace siglos un
joven y apasionado Doc. La propuesta de visitar una mansión abandonada y
aislada en las afueras de Carmel City, que además goza de la esquiva fama de
ser una casa encantada, y de asistir a un cónclave de miembros de la hasta ese
momento desconocida organización Las Espadas Vorpalinas, que reúne en sus filas
a los mayores no se sabe bien si conocedores o fanáticos, igual significan lo
mismo en este caso, de la obra de Carroll, supone el arranque de una noche que
devendrá demencial. Y es que a partir de aquí se desata toda una locura de
crímenes monstruosos, encuentros con bestiales asesinos, situaciones de lo más
estrambóticas y una persecución sin fin en la que el bueno de Stoeger se ve
envuelto sin tener culpa de nada pero acusado por casi todos. Una noche durante
la cual se desarrollará toda la trama de la novela llevándonos en una espiral
tan desconcertante como hipnótica que nos hará temblar de pavor y reír a carcajadas
a un tiempo. Porque no está de más añadir que Fredric Brown no solo domina la
tensión y la acumulación de misterios de forma prodigiosa, sino que es capaz de
resultar tan divertido como inteligente, tan ingenioso como brillante en la
creación de situaciones sorprendentes y en la recreación de unos diálogos sin
excepción apabullantes.
“(…) fue como leer un relato de ficción
emocionante, de esos que sabemos que no son verdad pero en los que podemos
creer mientras que no acabamos de leerlos.” (p. 73)
La acción se desenvuelve enloquecida y no
puede resultar más trepidante en su desarrollo. ¡No da un solo respiro! Y es
genial hasta en su desenlace, en el cual Brown tarda lo justito en dar todas
las explicaciones y cerrar todos los hilos abiertos en la novela. Un mecanismo
de relojería que parece funcionar con la cuerda de la alucinación y el delirio.
La atmósfera de ensoñación que poco a poco se va tornando enfermiza y etílica
es envolvente y nos obliga a asistir a la más desarmante de las paradojas: este
relato quizá sea la pesadilla más divertida a la que uno pueda enfrentarse.
Brown demuestra una maestría soberbia en todo el relato, pasando del horror y
la intriga a la carcajada y la ironía con una facilidad que no parece humana. La noche a través del espejo es sin duda
uno de los mejores libros del género que he leído jamás, y pocas veces las
referencias a los dos clásicos de Carroll protagonizados por la niña Alicia han
sido utilizados de manera tan deslumbrante.
“Cuantos más años se cumplen, menos se teme a
los fantasmas, se crea en ellos o no. Al pasar de los cincuenta, han muerto ya
tantos de nuestros conocidos que los fantasmas, si existen, no nos son tan
extraños. Algunos de nuestros mejores amigos son fantasmas, ¿por qué íbamos a
tenerles miedo? Y no transcurrirán muchos años antes de que nosotros también
pasemos al otro lado.” (p. 174)
BROWN, Fredric. La noche a través del espejo.
Prólogo de Juan Salvador; ilustración de cubierta de Luis Doyague; traducción
de Susana Carral. Madrid: Reino de Cordelia, D.L. 2014. 302 p. Reino de
Cordelia; 31. ISBN 978-84-15973-22-5.
3 comentarios:
Que buena pinta tiene. ¡Me has dejado las expectativas por las nubes! Queda apuntado en mi lista de pendientes. Antes, voy a leer las obras de Carroll.
¡Hola Bea! Es un gran libro, en el cual aunque las referencias a la Alicia de Carroll sean constantes (y no solo las evidentes, sino que también en su estructura de encuentros y desencuentros continuos) no resulta imprescindible haber leído las dos aventuras protagonizadas por ella para entenderlo. Esa es la gran labor de Brown. Eso sí, si las has leído disfrutarás mucho más porque entenderás y sentirás el desaforado amor que los protagonistas del libro de Fredric Brown muestran a cada instante por esas dos obras maestras de Lewis Carroll. ¡Un abrazo y gracias por comentar!
¡Qué bien! A veces vale la pena pasar la tarde hurgando en los puestos de la Feria del libro antiguo... Será un placer volver al lugar señalado este verano a ver si encuentro más cosas ;)
Y ya sabes: ojo a la Biblioteca universal de terror y misterio, que es la caña.
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