martes, septiembre 27, 2011

Carnacki, el cazador de fantasmas, de William Hope Hodgson (1910-1918?)

Bueno, toda una alegría que la editorial Valdemar siga editando a uno de nuestros autores de terror favoritos, William Hope Hodgson (1877-1918), culturista de pro y sin duda uno de los más intensos y sobrecogedores escritores que ha dado el género. En este volumen, como indica su título, Carnacki, el cazador de fantasmas, se recogen todos los relatos protagonizados por este investigador de lo oculto, uno más de una larga tradición que comenzaría con el Martin Hesselius de Joseph Sheridan Le Fanu y alcanzaría nuestros días con el Profesor Bell de Joann Sfar, todos tan maravillosos y fascinantes, tan misteriosos como apasionantes.

Nuestro Carnacki destaca por varias cosas, pero qué duda cabe que la más chocante, al menos para mí, es que tenemos ante nosotros al más miedoso de los cazafantasmas que ha dado la historia. ¡Madre mía qué tío más cagón! Esto no lo digo para desprestigiarlo, estáis locos si pensáis así: es lo que más me gusta del personaje, quizá porque me identifico totalmente con su gusto por lo siniestro y su forma de sudar y temblar en cuanto cree que una gélida y mortuoria aparición está a punto de presentarse ante él. Pues nada, no hay miedo que no logre vencer, y armado con su cámara fotográfica, sus tubos de colorines, sus pentáculos de tiza en el suelo cuando no eléctricos y su libro de siniestros rituales Saaamaaa, una especie de Necronomicón de la sección de rebajas, ahí que se lanza a investigar todo aquello que huela a misterio, aunque en muchas ocasiones, ay, no son más que trampichuelas y engaños de algún listo en busca de venganza o de hacerse con alguna posesión bien terrenal.

Los nueve relatos que protagonizó nuestro curioso héroe presentan la misma estructura: Carnacki invita a cenar a cuatro amigos (Jessop, Arkright, Taylor y el mismo Hodgson) por medio de una tarjeta, acuden a su casa, cenan y a continuación, acomodados en mullidos sillones ante un fuego de chimenea y sendas pipas, Carnacki les relata su última aventura. ¡Maldita sea si uno no tiene la sensación de estar allí sentado con ellos escuchando con los ojos como platos!

El libro se abre con La cosa invisible. Vale que su explicación final desluce bastante la parte fantástica, pero es una maravilla comprobar cómo a Hodgson le basta con encerrar a un tipo en una capilla antigua a oscuras para crear emoción, tensión y terror. ¡Me caían unos goterones de sudor por las sienes provocados por el miedo más grandes que al propio Carnacki!

La puerta del monstruo sí es plenamente fantástico, y brilla de manera especial en los momentos en que la habitación donde se aparece el espectro nos es presentada con sus terribles manifestaciones. Carnacki, como ya he dicho el más miedoso de los investigadores de lo oculto, se lanza a resolver el misterio, razón por la que siempre lo llaman, claro, con todo su arsenal de pentáculos, círculos de tiza, velas y rituales más propios de un adorador de Satán que de alguien que opera al lado del bien. Para comprobar si la aparición es peligrosa no duda en utilizar un gato en su ofensiva. El pobre cae a la primera de cambio con la espalda quebrada. Menos mal que los usuarios de facebook que están todo el día con sus mensajes de gatitos no leerán esto, porque si no lío tendríamos por su crueldad, pero todo sea por luchar contra los aliados del mal. Hay explicación final como es de rigor, pero en esta ocasión, como he comentado, es del todo fantástica.

La casa entre los laureles es otro estupendo relato que ofrece una explicación racional a toda la parafernalia aterradora que deja al descubierto una siniestra casa rodeada por un bosque de altísimos laureles.

Estos relatos que utilizaban como base el espiritismo y la parapsicología molestaban bastante a Lovecraft, más aún cuando la lógica realista se apoderaba de la historia, pero sin dudar la primera noche de Carnacki en esta, en principio, horrísona casa le hubiera encantado. ¡Resulta electrizante! De nuevo Carnacki al ataque con todo su show de rituales, esta vez con variaciones respecto a los casos anteriores y con perros cayendo como moscas en lugar del pobre gato. Y sí, el final nos decepciona después de todo lo que se nos ha ofrecido, pero hasta entonces es una aterradora gozada.

De La habitación que silbaba, otro relato que sí ofrece una explicación fantástica, lo más destacable es descubrir qué es lo que silba en la terrorífica habitación de marras, una imagen que hubiera hecho las delicias del surrealista más exigente. Una atmósfera terrorífica perfecta y de una extrañeza llevada al límite lo convierten en uno de los cuentos más conseguidos del libro.

En El investigador de la última casa Carnacki recuerda uno de sus primeros casos. En él funde explicación racional y explicación fantástica, y la verdad es que la racional es tan increíble que uno duda de cuál es cuál… Cosa que sucede casi punto por punto al leer el siguiente, El caballo invisible.

El encantamiento del Jarvee nos muestra a Carnacki enfrentándose a un horror surgido del mar. En fin, qué decir, si Hodgson precisamente era un absoluto maestro en este tema, su elemento perfecto para desarrollar una historia, aunque en esta ocasión los detalles parapsicológicos hacen que el relato no tenga la fuerza habitual de otras historias de nuestro autor. Pero ojo, aun así un excelente cuento que fluye con una facilidad prodigiosa.

En El hallazgo Carnacki se pondrá en acción para desenmascarar una estafa en el relato más holmesiano de la colección, el único que no muestra en ningún momento trazas sobrenaturales.

Y llegados aquí, al último cuento del volumen, El cerdo, graves dudas existenciales y extra sensoriales me atrapan y confunden. Porque aquí Carnacki se enfrenta nada más y nada menos que a… ¡unos malditos cerdos surgidos del mismísimo infierno! Disculpad que me detenga a compartir mis preguntas con vosotros, los tres o cuatro lectores despistados que os dejáis caer por aquí de vez en cuando. Porque…

¿QUÉ DIABLOS TENÍA HODGSON CON LOS GORRINOS? ¿QUÉ PROBLEMA SUBYACÍA EN SU CEREBRO PARA CONVERTIRLOS EN LOS MÁS TERRIBLES AGENTES DEL MAL? ¿POR QUÉ UN COCHINO JABALÍN ES LA IMAGEN MÁS TERRORÍFICA A LA QUE PODÍA ACUDIR EN SUS RELATOS? ¿ERA HODGSON VEGETARIANO?

Porque vale, todos sabemos que no hay animal más peligroso que una cerda recién parida, o así me lo inculcaron de pequeño, que cuando nos asomábamos a la cochiquera en la que una enorme cerda estaba amamantando a sus preciosos lechones nos repetían hasta la saciedad que ni se nos ocurriera acercarnos. ¡Podía dejarnos secos a dentelladas si lo hacíamos, capaz era de devorarnos de un solo bocado! Justo oíamos esto para que, en cuanto los mayores se daban la vuelta, corríamos a fisgar por la puerta entreabierta de la pocilga para ver a mamá cerdo con sus crías. Eso sí, nadie tenía narices a pasar del umbral. ¿Le habrían contado estas mismas historias a Hodgson de pequeño? ¿Él también habría espiado con pavor por la puerta de una zahúrda semejante? ¿Fue este el origen verdadero de este relato y de su obra maestra La casa en el confín de la tierra? Porque recordemos que en esta magistral novela Hodgson nos presenta nada más y nada menos que a unos terribles hombres-cerdo. ¿¿¿¿Pero de dónde demonios salen hombres así???? Ay, ay, que prefiero no seguir preguntando.

Pero lo impresionante es que es precisamente aquí, en este relato, en el cual como he comentado unos cerdos son las peligrosas criaturas que surgen del mismo averno para enfrentarse a nuestro héroe, donde Hodgson nos regala una de sus obras maestras (¡otra!). Es increíble su capacidad para transmitir la sensación de angustia y opresión ante el acoso de fuerzas sobrenaturales, sobrenatural en sí la fuerza que emana de sus palabras y que nos deja atónitos y espantados ante el más absoluto horror.

Al final del relato Carnacki nos regala unas explicaciones delirantes acerca del lugar del que proceden todas estas criaturas aterradoras, explicaciones que no difieren mucho de las que daban otros iluminados parapsicólogos y videntes de la época. Y aunque dan miedo por su increíble insensatez, creedme que no son nada comparadas con el ataque infernal que sufre nuestro héroe, por mucho que se refugie tras los siete mil escudos en forma de pentáculos eléctricos que distribuya a su alrededor. El cerdo es una verdadera joya del terror. Y por muchas bromas que se nos ocurran al terminar de leerlo es difícil olvidar su intensidad y su maravillosa iconografía visual.


Y, ejem, ¿le hubiera gustado a Hodgson la peli Babe, el cerdito valiente?

HODGSON, William Hope. Carnacki, el cazador de fantasmas. Traducción de Lorenzo Díaz. Madrid: Valdemar, 2011. 229 p. Gótica; 84. ISBN 978-84-7702-694-5.

sábado, septiembre 24, 2011

Una peli porno, de Terry Southern (1970)


Puedes leer el comentario a este libro en la página de cine El antepenúltimo mohicano, bajo el título Una odisea sexual, AQUÍ.

SOUTHERN, Terry. Una peli porno. Traducción de Marta Lila Murillo; ilustración de cubierta de Fernando Vicente. Madrid: Valdemar, 2011. 359 p. Intempestivas-Ficción; 2. ISBN 978-84-7702-698-3.

martes, septiembre 20, 2011

El hombre de los círculos azules (1991) y El hombre del revés (1999), de Fred Vargas

Bueno, quién me lo iba a decir con lo maniático que soy… Así que por una vez digámoslo: me alegro de no haber comenzado a leer las aventuras del comisario Adamsberg en su orden natural. Y no porque estas dos novelas, respectivamente la primera y la segunda de la serie, no me hayan gustado, sino porque las dos posteriores (AQUÍ mi comentario a ellas) que leí con anterioridad (-jaja, parezco el Doctor Who; -sí, qué más quisieras tú Llosef, so cateto) me parecen más conseguidas, más misteriosas y extrañas.

En El hombre de los círculos azules Fred Vargas nos muestra algunas de las bazas de su forma de contar historias, aunque no todas aún. Personajes estrambóticos, tramas tan enrevesadas como absorbentes, personas solitarias a las que la vida ha hecho daño, el carácter indeciso e intuitivo de Adamsberg y el desastroso en lo personal pero minucioso y documentado en lo profesional de su ayudante Danglard serían algunas de ellas. Falta el elemento sobrenatural, que a mi gusto es lo que las hace diferentes y apasionantes de leer.

En este primer caso de Adamsberg quizá todo resulta forzado en exceso: los personajes raros son demasiado raros, rebuscados, y poco creíbles quizá por esa ambición de hacerlos únicos, y el misterio se soluciona con una serie de premisas que ni la mayor suspensión de la credulidad, con la inocencia trabajando a tope, logra hacer creíble. Y a esto me refería con eso de que me alegraba de no haber comenzado leyendo las aventuras de Adamsberg por el principio: si este hubiera sido mi primer contacto con la obra de Vargas, no sé si hubiera seguido con ella. El gran personaje de Vargas tiene un atractivo enorme, una creación a la altura de su descomunal éxito (al menos en Francia), y se leen sus peripecias con verdadera pasión, pero esta primera aventura es un tanto decepcionante. Pero ojo, que me la leí del tirón (bueno, esta y la siguiente, que me senté y hasta que no me terminé las dos no me levanté: ventajas de tener pocas ganas de poseer un físico atlético). Si bien aquí no están todas las características que harán que las amemos, sí que hay detalles de lo que luego vendrá. Recomiendo pues que si no has leído ninguna novela de la serie, no comiences por esta: leerla como un flashback de sus personajes está requetebién. Y si empezaste con esta y no te gustó no te rindas, porque lo genial está por venir.

Aunque no todavía en la segunda. El hombre del revés es desde luego una novela superior a su predecesora. La resolución del caso es casi delirante, como siempre, pero el conjunto está más compensado y cuando llegamos a ella nos creemos lo que nos echen. Partiendo de un fuerte elemento fantástico, la existencia de un hombre lobo asesino, esta aventura de Adamsberg estaría genial si no hubiera dejado esto en segundo plano. Por el contrario, la historia se embarca en narrarnos una delirante persecución con personajes que parecen extraídos de Mientras agonizo de William Faulkner. Vargas lleva esta caza del monstruo con mano firme, como se dice, centrándose más en la relación, extraña cómo no, que se establece entre los tres cazadores que en la caza en sí. Adamsberg apenas aparece en los dos primeros tercios de la novela, pero ni se le echa en falta.

Vargas expone de manera más certera los caracteres de sus personajes, resultan más creíbles, y eso que no hay forma de explicar a quien no haya leído la novela qué demonios pinta una chica como Camille con los otros dos gañanes que tiene como compañeros de persecución. Que sí, que a mí también me caen fenomenal, pero no me monto con ellos en un camión si uno lleva una escopeta y el otro una navaja. Y están dispuestos a usarlas. Y ya me diréis de su disposición a dormir con ellos en el roñoso camión… Pero bueno, Camille tendrá sus razones, aunque las que da en la novela son del tipo veeeeeeeeeeenga, vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaale, me lo creeeeeeeeeeeeeeeeeo.

En definitiva, una primera novela titubeante y descompensada y una segunda en la que Vargas aún no da lo mejor de la serie pero sí muestra ya su estilo fluido, sus formas que saben combinar complejidad emocional con sencillez expositiva y sus maneras elegantes con tramas macabras. Y personajes destrozados pero que aún no se rinden. Bueno, no del todo… “-Hay cosas que se lían por montones de malas razones y que uno no puede desliar ni por montones de buenas razones.” (El hombre del revés, p. 140)

VARGAS, Fred. El hombre de los círculos azules. Traducción de Helena del Amo. Madrid: Siruela, 2004. 196 p. Nuevos tiempos; 31. ISBN 84-7844-744-X.

VARGAS, Fred. El hombre del revés. Traducción de Anne-Hélène Suárez Girard. Madrid: Siruela, 2011. 330 p. Nuevos tiempos; 186. ISBN 978-84-9841-511-7.

martes, septiembre 13, 2011

El caso Jane Eyre, de Jasper Fforde (2001)

La primera de las aventuras de Thursday Next, la heroína protagonista de la serie de novelas creada por Jasper Fforde, tiene lugar en el interior de un libro: Jane Eyre, de Charlotte Brontë. ¡Uf! Quién se resiste a leerlo, ¿no? Aunque claro, esto no es correcto del todo. Pero bueno, es lo de menos. En su trabajo como detective literaria, Thursday Next y sus compañeros de Operaciones Especiales 27 lo mismo verifican la autenticidad de un original de Shakespeare que investigan los posibles cambios en una obra de Dickens o luchan por que no se altere el final de la obra de la mayor de las hermanas Brontë.

¿Pero qué mundo formidable es este en el que vive Next en el cual hay todo un departamento de la policía dedicado exclusivamente a los delitos literarios? Todo un universo alternativo en el cual la literatura, amigos, es más preciada que el dinero. Un mundo en el cual la vida diaria se rige por los escritores y sus obras. Un mundo, en fin, en el que seguir las aventuras de su protagonista es todo un placer.

El caso Jane Eyre, esta primera trepidante historia de Thursday Next (en España están publicadas además las tres siguientes a esta) resulta apasionante, muy divertida, de lectura voraz. Bien es verdad que la multitud de referencias culturales (porque no solo las hay a los libros, sino también a películas, series de televisión, comics… ¡ni de coña penséis que las he pillado todas!) no siempre es algo que juega a favor. Queda muy chulo cuando las pillas, cómo no, sobre todo si eres un lector de ego escuálido como el que aquí os cuenta sus impresiones, pero el homenaje a veces es excesivo. Así la resolución de una escena tal que la famosa secuencia del taxi en la película El tercer hombre (la película de Carol Reed): solo puede emocionar a quien desconozca la película. Hay personajes que solo aparecen a la espera de ser desarrollados con posterioridad, no de otra manera se explicaría su inclusión (el cazavampiros Spike, extraído directamente de la serie Buffy, cazavampiros, por ejemplo, o el padre de la propia Thursday, un Doctor Who de la vida), y las referencias literarias funcionan mejor cuando son alusivas (el congreso de los John Milton, las peleas entre las diversas facciones literarias) que cuando recurre de forma directa a las obras (interrelacionar a sus personajes con ellas es una buena idea, pero acaba agotándose al poco). Más naturales y divertidos son los juegos temporales y el universo en el que se mueve Thursday Next, ese en el que la literatura es lo más valioso, lo más importante, lo que llena la vida y empuja a vivir a todos los personajes. Y, lo confieso, las escenas de acción, muy conseguidas y siempre emocionantes.

¡Bueh! He puesto muchas pegas, sí, soy un tiquismiquis, pero lo bueno es que a pesar de todo esto me la leí en un suspiro. Jugar con tantas referencias no impide que la historia funcione a la perfección en los momentos en que la adrenalínica acción se apodera del relato, como he dicho, aunque en los más relajados se ahoga un poco al dispersar en exceso la narración. Los personajes tienen la fuerza suficiente como para que queramos saber más de ellos, algo fundamental si se trata de una serie de novelas, y lo predecible de algunos momentos es superado por lo arrollador de su conjunto.

FFORDE, Jasper. El caso Jane Eyre. Presentación de Miquel Barceló; traducción de Pedro Jorge Romero. Barcelona: Ediciones B, 2007. 338 p. Nova; 199. ISBN 978-84-666-3198-3.