martes, diciembre 28, 2010

La décima víctima en la radio # 31: Harry Stephen Keeler





DESCARGAR (pulsar botón derecho y guardar como) Duración: 20' 33''





Entrega número 31, emitida el 14 de diciembre de 2010, de la sección dedicada a la literatura de género en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. La décima víctima tuvo el honor de presentar al que sin lugar a dudas podemos considerar uno de los escritores más extraños de cuantos han existido. ¿Lo dudas? ¿Piensas que exageramos? Lee a HARRY STEPHEN KEELER y creerás que nos quedamos cortos.


Veinte enloquecidos minutos donde repasamos de manera caótica el estilo de este escritor tan delirante como genial.


Las direcciones de los sitios comentados podéis encontrarlos siguiendo estos enlaces:

La Harry Stephen Keeler Society de Richard Polt, AQUÍ.

El excepcional artículo de Alberto Sobórnez, AQUÍ.

Aunque no tuve tiempo de comentarlo, un artículo de Mariano García en el Heraldo de Aragón, AQUÍ

La página del dibujante Fermín Solís, AQUÍ.

La página del dibujante Enrique Flores, AQUÍ. Pero lo que no debes perderte es su BLOG.



Este fue el último programa del año. Ahora estoy retirado en mis cuarteles de invierno, aislado del mundanal ruido en mi mansión fantasmal. Pero la sección retornará el 11 de enero del año que está a punto de llegar, ese 2011 que augura las mismas tonterías que este que dejamos al fin atrás. Están avisados.

lunes, diciembre 27, 2010

Los ha matado el demonio, de Silver Kane (1976)

Francisco González Ledesma es un más que reconocido novelista, que ha destacado además de manera especial en el género de la novela negra. Pero si hablamos de él aquí no es por su faceta de escritor “serio”, sino para comentar una de los cientos de novelas que escribió bajo el seudónimo de Silver Kane. Publicadas en forma de bolsilibros, en ellas tocó todos los géneros llegando a convertirse en uno de los nombres más habituales y reconocidos por quienes seguían estas colecciones de literatura de quiosco. Quizá lo más notable de Ledesma es que, una vez devuelto al mundo editorial con su nombre (así se inició, con su primera novela premiada internacionalmente y censurada en la España de Franco), nunca ha renegado de su época de escritor a sueldo de la editorial Bruguera escribiendo un buen puñado de novelas a la semana. Al contrario: siempre ha afirmado que fue una gran escuela para él y, si visitáis su página, veréis que se encuentra información tanto de él como de su alter ego Silver Kane. Honra su trabajo y honra a sus lectores quizá menos exigentes, pero igual de apasionados.

Los ha matado el demonio (1976), pese a pertenecer a la colección dedicada al terror de los bolsilibros de Bruguera, es más deudora del género negro, más afín al autor, que del horror. En ella Kane parte de un par de supuestos fantásticos (una chica que predice asesinatos y un asesinato brutal cometido por lo que parece ser un hombre lobo) que al final resultan no serlo. Explicaciones racionales para todo que hacen que se decante sin lugar a dudas hacia el primero de los géneros mencionados. Da igual si la novela fuera buena, pero en esta ocasión Kane no anda fino. Tampoco estamos ante una obra desdeñable, por supuesto, pero da un poco de rabia que por no estar centrada en el género que le corresponde el conjunto se resiente por una clara falta de consistencia narrativa.

Así, quizá lo peor en ella sea el haber tenido que disfrazar con una postiza historia fantástica, obligaciones de la colección, lo que en realidad es un relato criminal, lo cual lleva además a tener que dar un par de estrambóticas explicaciones finales. Pero sí que funciona el tono de angustia, de desastre inminente que los protagonistas, una y otra vez puestos sobre aviso por la vidente, no logran evitar.

Chocan un tanto los métodos policiales para dar con el asesino, con policías que vomitan y medio se desmayan al ver un cadáver hecho trizas. No sé, igual he visto demasiadas películas malas, pero uno presupone que un policía de New York tiene algo más de estómago, que andarán ya un poquito estragados por todo lo que han tenido que ver por esas calles. Pero en fin, es lo mismo.

Una lástima que la capacidad visionaria de la protagonista sea una pamplina, porque ella da algunos de los mejores momentos del relato. Revela solo lo justo para que la policía pueda comenzar a actuar, pero no lo suficiente como para que su trabajo resulte efectivo. Como he dicho, esto provoca buenos momentos de tensión y angustia. ¿Alguien esperaba más?

KANE, Silver. Los ha matado el demonio. Ilustración de cubierta de Desilo. Barcelona: Bruguera, 1976. 95 p. Selección Terror; 164. ISBN 84-02-02506-4.

viernes, diciembre 24, 2010

La tontería aquella del artículo sobre Algernon Blackwood que nunca escribí




Cuando hace unos años la impresionante página dedicada a la literatura fantástica Cyberdark cerró, recibí una invitación para colaborar en otra. La idea era continuar una serie de artículos centrados en escritores de terror. Se dio por sentado que sería algo que yo realizaría de manera concisa y rápida. Si lo primero es algo que me resulta difícil, de lo segundo ni os cuento. Como me demoré unos dos eones en realizar la primera entrega, la invitación pareció perderse en la nada. Pude haber insistido en preguntar si mi colaboración les interesaba de verdad, pero como el ser insistente es algo que puedo saber que existe porque lo veo en los demás, pero en esencia se trata de una actitud del todo ajena a mi persona, pues todo quedó en nada. Ha sido curioso ver cómo, tiempo después, resulta que algo parecido es lo que estoy haciendo ahora en la radio. Total, dar la brasa hablando de lo que a uno le gusta es lo que hacemos todos.

En fin, el primer escritor que elegí para ese artículo que nunca llegué a escribir fue el genial Algernon Blackwood. En mi Cuaderno 15 dejé apuntadas mis opiniones sobre los cuentos que me fui leyendo o releyendo, según el caso, y dejando ideas de cómo estructurar el artículo final. Fijaos qué dislate que para una cosita que no debería, imagino, haber tenido más de una página, yo me había propuesto leerme, como mínimo, todos los relatos de Blackwood publicados en español. Jeje, sí, sí, soy el rey de los tontos, así que tontos de todo el mundo inclinaos ante mí.

Si tenemos en cuenta que Cyberdark cerró en el año 2005, que el cuaderno en el cual apunté mis comentarios de los relatos que iba leyendo era el 15, que estos cuadernos en los que escribo gilipolleces sobre lo que voy leyendo van al ritmo de uno al año más o menos, y que recién acabo de comenzar el número 19, pues se puede adivinar que la fecha en que esto sucedió pudo ser el año 2006, o finales del 2005. Bueno, da igual. Esta entrada en el blog solo está para dejar constancia de que trabajé en ese artículo. Hace tiempo que fotografié estas páginas con la idea de hacer lo que ahora al fin estoy haciendo. Es como quitarme una pequeña espina, porque de vez en cuando me da por pensar que ojalá hubiera sido menos disperso y, por supuesto, independientemente de que le hubieran dado salida o no, lo hubiera terminado. Así que ya está. Aquí tenéis unas paginillas de uno de mis cuadernos súper secretos. No se los dejo hojear ni a mis sobrinos, así que no seáis pesados con que "vaya letra fea", con "cristo qué tachones", con "joder, no se ve el subrayado de los títulos de los cuentos" ni con "pues gracias por no escribirlo, gi...".  


















jueves, diciembre 23, 2010

Cazadoras solitarias y otros cuentos de terror y ciencia, de David H. Keller (1928-1942)

¡Quién podría pensarlo! Pero nada, es real. Aquí está: una recopilación de cuentos del autor pulp David Henry Keller. Y como era de esperar no todos los relatos son joyas ocultas del fantástico, pues claro que no, pero hay en este grupo unos cuantos que merecen la pena no solo para ser leídos por cualquier aficionado que se precie, sino por todos aquellos que dejen de lado cuestionamientos estéticos demasiado envarados y estén dispuestos a dejarse vapulear por el tremebundo D. H. Porque amigos, esta vez sí: aquí se da lo que se promete. Así pues, solo queda felicitar a La biblioteca del laberinto por haberse lanzado a editar este libro que quizá venda poco, pero nos hará más fieles si cabe a los que ya seguíamos su trabajo.

En mi colaboración semanal para la radio ya hablé de él (AQUÍ), pero no quería dejar pasar la oportunidad de comentar con más detalle estos cuentos tan apasionantes como desbocados. Y de calidad tal vez irregular, pero creedme que cuando Keller acierta, da de lleno.

El volumen se abre con el que sin duda es para mí el mejor de todos (bueno, casi), Cazadoras solitarias (1934). ¡Pero qué título tan maravilloso! Si es que ya sabe uno que va a resultar difícil no disfrutar con su lectura. Y vaya viaje. Keller nos agarra por las orejas y nos lanza de un lado a otro sin tiempo para respirar. Es un relato fantástico, con momentos escalofriantes y en verdad tremendos.

Se inicia con una intriga detectivesca de lo más común, sin que esto signifique aburrida, si bien a cada instante se van dejando caer detalles sobre algunos acontecimientos que apuntan a algo increíble, breves notas que nos hacen pensar en que todo derivará hacia una historia tan fantástica como desaforada. Y así será.

Keller domina los instantes de impacto y consigue que la lectura de este cuento resulte emocionante y terrorífica. Muy anclada en las formas pulp, claro, con su estilo directo buscando un efecto contundente en el lector. Los hechos se suceden sin descanso. Y la sorpresa que nos espera hacia la mitad de la historia en la que acompañamos al entomólogo protagonista impacta por su efectividad. Pura carnaza para la serie b más delirante, Keller imprime tal ritmo y fuerza a su narración que consigue que este viaje a los infiernos cumpla con, lo dije al principio, lo que promete.

Médico especializado en neuropsiquiatría, a Keller le gustaba dotar de un elevado grado de locura a sus malvadas protagonistas. En sus relatos las mujeres serán las portadoras del mal, seres salvajes consumidos por el odio cuyo delirio las llevará a cometer las mayores atrocidades. Esto ha servido para que muchos vean en sus cuentos trazas de una enfermiza misoginia. Tópicos folletinescos llevados hasta el extremo, más bien, pero que si se pintan de manera que el pobre Keller dé la impresión de cuando menos ser un medio asesino de mujeres en potencia, pues parece que da más juego. Pero en mi opinión, esto no son más que chorradas. No creo que Sax Rohmer soñara con matar chinos. En todo caso a uno. Pero uno no son todos. A ver, algún matemático que ponga orden aquí y explique esto de la unidad y el todo. Porque igual resulta que son lo mismo y tengo que corregirme.

¿Pero de qué demonios estoy hablando? ¡Ah! Keller. Vuelvo.

Bueno, en la parte final de este gran relato las diversas sorpresas mantienen el ritmo, pero todo se desenvuelve de manera más convencional. Tras el frenético viaje por la montaña rusa al que nos ha sometido, tal vez el desenlace resulte algo anticlimático. Pero nos da igual: este viaje es de los que no se olvidan.

Creación imperdonable (1930) es un curioso relato en el que Keller nos presenta una quizá bonita metáfora sobre el arte de escribir, de crear un mundo y dar vida a unos personajes, pero chocan sus intenciones con el desarrollo final. Interesante, en cualquier caso, en especial porque en ciertos rasgos del protagonista, su afán y su pasión por escribir, nos hace pensar de manera inevitable en el propio Keller.

La diosa de Sión (1941) nos presenta una historia de civilizaciones perdidas y ritos ocultos de los cuales persisten restos en nuestro presente. Diosas de blancura perfecta reinando sobre tribus primitivas y amores que perduran a través de los siglos. Un héroe entregado a su destino capaz de sacrificar su propia vida con tal de volver a estar junto a su amada, su diosa deseada. En fin, un ejemplo del pulp más clásico deudor de las novelas emblemáticas de Henry Rider Haggard, pero sin su fuerza poética. ¡No siempre el bueno de Keller iba a acertar, qué demonios! Pero tampoco le sale un disparo errado en exceso.

En La brida (1942) de nuevo el autor nos da lo mejor de sí mismo, que se dice. Un estupendo relato en el que Keller aplica sus recuerdos (fue médico rural en los inicios de su carrera) de joven médico principiante instalado en un pueblo de mala muerte. Los habitantes, basura blanca en el más tradicional gótico americano: familias pobres hasta lo miserable, estupidizadas, supersticiosas y deformes, carcomidas por el aislamiento y el incesto. En este entorno Keller introduce de manera brillante una historia de brujas, nada menos. Mujeres terribles e indomables, toda una estirpe creada por su mano, a la cual pertenece la protagonista de su historia, una verdadera fiera que nuestro joven doctor tratará de domar a toda costa. El estar narrado de manera febril, como una alucinación mórbida, es lo que da fuerza y credibilidad a esta historia de amor desesperado. Un amor que flirtea con la más salvaje zoofilia. ¡Cómo no nos va a gustar siendo tan delirante!

Se acabó la fricción (1939) bien pudiera tratarse de un relato menor de H. G. Wells, una “ficción científica” en la que el inventor de turno tiene una idea tan disparatada como genial. En este caso, una cajita con imanes que eliminan la fricción. Su invento es revolucionario, pues hará innecesario, por ejemplo, el uso de combustible para cualquier tipo de vehículo. Pero su invento caerá en manos de un desalmado empresario (¡qué de Karel Čapek es esto!) que le engañará y lo utilizará en su provecho. La locura vengativa del inventor se resolverá con un estrambote, una solución humorística a tono con lo intrascendente del relato.

Las manos de la estenógrafa (1928) se desenvuelve en la misma línea que Se acabó la fricción en lo que se refiere a inventos revolucionarios que cambiarán nuestra idea de la sociedad. Keller plantea aquí una parábola futurista que, en sintonía con su concepto negativo de los avances científicos, convertirá a todo un grupo de trabajadores, los estenógrafos, en máquinas humanas de trabajar. Un futuro oscuro y terrible en el que el hombre será privado de su humanidad con el fin de rendir al máximo en su trabajo: el capital aplastando la individualidad, o la igualdad convertida en uniformidad. El capitalismo deshumanizado o el comunismo llevado a su límite más atroz. Resulta curioso a día de hoy que en un futuro que ya no se concibe sin los ordenadores, a finales de los años 20 del siglo pasado esto ni se tenía en mente: son las tradicionales máquinas de escribir las que perviven y el hombre el que evoluciona artificialmente adaptándose a ellas.

En cualquier caso, ideas aparte, Keller plantea un futuro siniestro en el cual las grandes corporaciones llegan a cometer verdaderos crímenes contra la humanidad con tal de elevar sus beneficios. Si en lo tecnológico es un relato anticuado, no lo es en su forma terrible de mostrar una evolución humana modificada genéticamente, la creación de individuos que serán puras máquinas de trabajar.

En su relato La guerra contra la hiedra Keller ya planteaba una invasión de plantas que intentaban asolar la humanidad. Escrito tres años después, en El terror arbóreo (1933) será la especulación capitalista, de nuevo, el origen del desastre y no una invasión alienígena. El trust de la celulosa crea un nuevo tipo de árbol que proveerá de la misma a todo el planeta. Pero el invento degenera y el nuevo árbol se expandirá sofocando al hombre en una selva infernal. La solución, como es habitual en Keller y como no es extraña a la literatura pulp en general, devendrá en una vuelta de la sociedad a costumbres y formas de vida más tradicionales, entendiendo lo tradicional como lo más humano.

La ciencia como germen de todos los males es algo habitual en los pulps y en el cine de serie b, por lo que quizá, más que una manía personal del autor, tal vez debiéramos ver un tópico genérico que le permite jugar con la idea del fin del mundo y el hombre enfrentado al mismo. Vamos, algo que hasta los escritores considerados serios hacen (véase Cormac McCarthy y su celebrada La carretera) y no por ello les llueven calificaciones de reaccionarios y enemigos de la ciencia.

En La niñera automática (1928) seguimos con inventos, con avances tecnológicos que suponen la deshumanización del hombre. En esta ocasión, la maternidad suplantada por una máquina. Quizá cuentos como este contribuyeran a la fama de misógino de Keller, pues la solución al problema es que las mujeres permanezcan donde deben estar: en su casa, cuidando del hogar y los niños, y no haciéndose las modernas trabajando. Porque para Keller, faltaría más, la paternidad no peligra, sino que se refuerza ante el abandono de la mujer de su posición tradicional de sumisas muñecas obedientes.

A pesar de lo molesto de su moraleja, hay que reconocer que este relato supera con creces a El terror arbóreo, por ejemplo. La escena final con la tormenta que barre la ciudad tiene la fuerza de todos esos escritores primitivos que admiramos: lo físico, la acción nos plantea una cuestión ética. No estamos de acuerdo con Keller, claro, pero obliga a pensar a la contra.

Confieso que empezaba a estar cansado de tanta parábola anti científica cuando le llegó el turno a El gusano (1929). La impresión fue doble. Aquí Keller se deja de monsergas y se lanza de cabeza a un relato cuyo único objetivo es el horror puro y duro. ¡Y diablos si da en el blanco! Narración angustiosa y visceral, de final negro como el agujero inmundo por el que asciende el repulsivo gusano gigante que protagoniza el cuento, enfrentado a un hombre y su perro que, al contrario que los de Harlan Ellison, solo tendrán como opción la más absoluta oscuridad.

Brutal y directo, ya hubiera querido algo así Bram Stoker para su decepcionante La guarida del gusano blanco (1911). Tampoco es que alcance la maestría de Arthur Machen cuando este se refiere al “gran gusano blanco”, si bien no debe sentir excesiva envidia de esa otra gran novela con protagonista tan peculiar que es El agujero del infierno de Adrian Ross. A los que os guste pescar usando gusanos como cebo: ¡¡¡recomendado!!!

El volumen se cierra con otro relato de terror de Keller, género en el que, a mi gusto, se maneja mejor que en el de la ciencia ficción.

El pintor de lunas (1941) es un relato de vampiros que sorprende por su originalidad. Una prueba maravillosa de que no se quema un mito: los quemados son los autores que se acercan a él solo pensando en su éxito inmediato. El afán de celebridad es de las pocas cosas que se me antojan estúpidas en un escritor. Por dinero siempre me parece honesto, porque todos trabajamos y nos pagan por ello y... Bueeeeeeeeno, venga, que ya termino. Pues eso, un relato extraño, en verdad raro, que quizá no alcanza la cota de genial porque tampoco Keller estaba para esto, pero cuentos así son los que hacen que uno admire a un escritor por encima de sus posibles insuficiencias.

Ambientado en un sanatorio mental, lugares que Keller conocía bien por trabajar en ellos y que tanto estrés le causaban (escribía para liberarse, parece ser), El pintor de lunas es un relato de una querencia por lo sobrenatural tan desesperada que resulta casi surreal. Embebido por un excelente tono crepuscular, de duermevela, una visión real que acontece en un entorno de ensueño. El horror anida no solo en lo terrible de lo narrado, sino en cómo se desarrolla el acontecimiento fantástico. Un bonito regalo de un escritor que bien merece no permanecer en un olvido tan hiriente.

Como curiosidad, comentar que la edición de este libro de David H. Keller reproduce en su portada el cartel de la película Sobrenatural (1933) de Victor Halperin. Una Carole Lombard esplendorosa y un joven Randolph Scott, inolvidable en sus películas bajo la dirección de Budd Boeticher, son los protagonistas de este film sencillo y entrañable, de guion un tanto olvidable pero con una atmósfera en algunos momentos muy conseguida, tenebrosa y alucinatoria.

KELLER, David H. Cazadoras solitarias y otros cuentos de terror y ciencia. Introducción de Régis Messac; ilustraciones de Alex Kotzky, Ed Lemsh, Leo Morey y Germaine Delatouche; selección y prólogo de Francisco Arellano. Madrid: La biblioteca del laberinto, 2009. 184 p. Delirio, ciencia ficción y fantasía; 28. ISBN 978-84-92492-25-1.

miércoles, diciembre 15, 2010

La décima víctima en la radio # 30: Richmal Crompton, la proscrita





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Entrega número 30 ya, vaya carrera llevo para el premio al pesado del año, emitida el 7 de diciembre de 2010, de la sección de literatura fantástica que La décima víctima realiza en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. RICHMAL CROMPTON, la creadora de las aventuras del incombustible Guillermo el Travieso o Guillermo el Proscrito, será nuestra protagonista en esta ocasión. 

Nos centraremos, claro está, en sus libros de temática sobrenatural. Estos son la novela La morada maligna (1926) y su volumen de cuentos Bruma y otros relatos (1928). Ecos de otros tiempos para que los de ahora nos resulten mejores. Por más que en nuestro devenir volver la mirada atrás nos resulte insoportable.

lunes, diciembre 13, 2010

RANTIFUSO nº 9



En el número 9 del fanzine RANTIFUSO aparece una historieta dibujada por Miguel Farrona y guionizada por mí: Mi vida en seis minutos, luego hasta el infinito.

Que nadie se asuste, que no es mi vida.

Reproduzco a continuación la nota de los chicos de Rantifuso:


De los productores de Rantifuso:

Rantifuso 9
88 páginas a todo color
24 autores y 23 rantihistorias
5 euritos

Historias de terror, acción, humor, cachondeo, crítica social…

¡A la venta desde este jueves en Expocómic 2010, demás eventos y tiendas donde sueles encontrarlo o solicitándolo por correo electrónico!

23 historias salidas de la mano, mente y locura de Budo, Daniel, Fender, Miguel, Samu, Edu, Alberto, Cris, David, Eli, Rafa Zombie, Rubén, Casanova, Julio, Mariano, Jaime, Elena, Ana, Mol, Rafael, Briosoo, Elchinodepelocrespo, JL Forte y Nacho Arranz.

Como novedad en este lanzamiento, podéis disfrutar de un teaser online en Issuu con una muestra de cada historia, para ir abriendo el apetito:



martes, diciembre 07, 2010

Bruma y otros relatos, de Richmal Crompton (1928)

Quizá algunos sepáis de Richmal Crompton (1890-1969) por ser la autora de las aventuras de ese mozalbete conocido como Guillermo el Travieso o Guillermo el Proscrito. Treinta y ocho libros recogen las andanzas de la que sin duda fue su creación más popular. Pero como corresponde a este blog teñido de la más oscura oscuridad, no nos detendremos en las por otra parte excelentes aventuras de este rival del genial Pitagorín de Peñarroya, sino en su faceta de escritora de terror. Porque como corresponde a todo escritor anglosajón que se precie, constan entre sus obras un par de libros que honran a este nuestro género.

Aunque nacida en plena época victoriana, Richmal Crompton como escritora ya no pertenece a la misma, si bien sus maneras algo tienen de estos tiempos pasados. Temperado, poco efusivo, su estilo parece querer contarnos en voz baja horrores que quizá no sean tan grandes como los que trae consigo la vida real, la vida ajena a las historias de fantasmas y aparecidos.

Dentro del género fantástico nos dejó dos libros. Una novela, La morada maligna (1926), en la cual se nos narra la historia de una familia que se traslada a una casa que poco a poco los hace cambiar, que saca lo peor que de ellos mismos esconden en su interior, una casa que está lejos de ser un hogar y convierte en un infierno el día a día cotidiano. Eso sí, contado con el estilo amable de su autora. Las maldades en las que caen los miembros de esta familia resultan de una timidez desconcertante, siendo las peores de ellas cuando menos, en fin, condenables de una manera en exceso rígida. Vamos, que es más terrible el mal cuando la Crompton nos deja imaginar en qué consiste que cuando nos lo detalla. En cualquier caso, sabe mantener un tono malsano a pesar de lo pacata que resulta en algunos momentos, y sin ser brillante ni original sí que es entretenida y honesta.

Esto mismo valdría para el volumen de cuentos que publicaría dos años después, Bruma y otros relatos (1928). Sencillos, abundando en una larga tradición espectral, sin romper ningún molde pero sabiendo qué hacer para no romperlos. No es tan fácil.

Richmal Crompton fue profesora de latín y griego hasta que cayó enferma de poliomielitis y se vio obligada a dejar la docencia. Sin embargo, su amor por las lenguas clásicas permanecería, en especial su amor por la segunda. Y esto lo podemos comprobar en los dos primeros cuentos de este libro. En La estatuilla de bronce, será una pequeña estatua representando a Apolo quien despertará los deseos más reprimidos de la protagonista. Sorprende el tono abiertamente sensual del relato. Sorprende tratándose de la Crompton, quiero decir. Una historia arrebatada que deja entrever esa pasión que la autora sentía por el mundo clásico. Hay ecos de Arthur Machen, de Prosper Mérimée, de Joseph von Eichendorff, tanto por su querencia por lo clásico, lo epicúreo, como por la historia de una estatua que cobra vida. Eso sí, muy lejos de estos autores, vale decir, pero en su estela no desmerece. De mayor manera aún deja denotar su fervor por este mundo desaparecido el segundo relato, La visita. En él un extraño personaje es invitado a pasar unos días en una casa solariega. Toda la familia y los amigos quedan pronto prendados de él, a todos encandila con sus diabluras, pero es también el lector el que queda encantado. La Crompton nos arrastra con su sencillez y nos hace partícipes de su pasión. La posible amenaza de lo salvaje y lo sensual en contra de lo convencional no es tal pues sentimos toda la belleza de lo primero. Un relato que se lee con una sonrisa cómplice.

La mayoría del resto de los relatos se mueven por caminos ya muy trillados, pero todos escritos con delicadeza, con un gusto exquisito, por lo que resultan muy agradables de leer. La peineta española es la historia del objeto que da su nombre al relato, un objeto que encierra en sí el mal y posee a quien decide portarlo. Unos cuantos tópicos utilizados de forma eficaz. Al igual que en los cuentos Rosalind y La casa detrás del bosque, dos historias como seguro que habéis leído cientos, pero que tienen a su favor un gran cuidado por la atmósfera y una excelente presentación de personajes. O Harry Lorimer, una posesión “infernal” narrada de una manera en exceso pudorosa. En El roble se nos narra una terrible posesión hipnótica en la cual jugará un papel fundamental un roble, último vestigio de los cultos druidas, y una desesperada petición de ayuda. Cuando se despiertan ritos ancestrales fuerzas antiguas demuestran que aún en nuestros días perviven escondidas, acechantes. El horror, eso sí, es tan solo atisbado, un susurro, un golpe de viento, una rama que cae cuando no debe caer. Muy Crompton, me atrevería ya a decir. De Las hermanas, un cuento de fantasmas de esos que retornan para enmendar faltas cometidas en vida, destacaría su tono confidencial, como si contar la verdad requiriera un esfuerzo sobrehumano. Tal es así que, de hecho, hay que estar muerto y ser un espectro para hacerlo. Y en Manos, a mi gusto el más flojo de todos, encontramos a una abnegada esposa que lucha contra el fantasma de la anterior esposa de su marido. Esta lucha, ay, se antepone en gran medida al propio horror de las sucesivas apariciones. Para la autora parece más importante cómo la viva ve alterada su cotidianidad, cómo pierde su posición en la casa ante la muerta. Cómo el fantasma va suplantando a la esposa real. A Richmal Crompton ni tan siquiera le gusta jugar con la idea de que, ya que tan solo la esposa es quien ve al espectro, todo sea fruto de su imaginación. La historia deviene un enfrentamiento de dos mujeres por su hogar, por su marido, por mantener su posición en el orden social y en el corazón del esposo. Y este ni se entera de la película.

Pero no todo resulta tan convencional. Marlowes es un excelente relato protagonizado por una casa que puede sentir como si estuviera viva. Por momentos se me antojó una prolongación de su novela La morada maligna, aunque aquí estaríamos paseando por su reverso positivo. La chiquilla y El embrujo de Greenways son relatos de fantasmas tan sencillos como hermosos. De esos cuentos que engrandecen la tradición de la literatura fantasmal sin ser ni originales ni salirse un ápice del camino trazado: solo la refuerzan y la mantienen con vida. O Bruma, un relato de soberbia atmósfera: esa bruma que parece viva, esos jirones de niebla que se revuelven como serpientes. Una bruma que oculta la verdad, que nos impide ver lo que nos rodea, pero que también permite vislumbrar un hecho terrible acontecido hace diez años en lo más profundo de un páramo…

Como en todos los libros editados por Reino de Redonda, sus páginas finales están dedicadas a diversos apéndices que versan sobre tan fantasmal Reino, el legado del gran M. P. Shiel.

CROMPTON, Richmal. Bruma y otros relatos. Presentaciones de Fernando Savater y Javier Marías; traducción de Juan Antonio Molina Foix. Barcelona: Reino de Redonda, 2000. 354 p. ISBN 84-931471-1-7.

jueves, diciembre 02, 2010

La décima víctima en la radio # 29: El Barón Friedrich de La Motte Fouqué




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Entrega 29, emitida el 30 de noviembre de 2010, de la sección de literatura fantástica que La décima víctima realiza en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. FRIEDRICH DE LA MOTTE FOUQUÉ es el protagonista en esta ocasión: un escritor que supo llenar cada una de sus páginas con un sentido de la maravilla y la fantasía en verdad único.



Ondina (1811) es, sin lugar a dudas, su obra maestra. Un relato de una belleza sobrenatural. También comentamos La mandrágora (1810), una pieza fantástica olvidada pero que de seguro el mismo Robert Louis Stevenson conocía bien cuando escribió su relato El diablo de la botella (1891). Dos maravillas, en cualquier caso, que junto a Ondina y otro buen puñado de escritores recomendamos con pasión.


Y, por supuesto, dedicamos unos breves instantes al genial ilustrador ARTHUR RACKHAM, que en el año 1909 realizó unas magníficas ilustraciones para la Ondina de Friedrich de La Motte Fouqué.

lunes, noviembre 29, 2010

La décima víctima en la radio # 28: Margaret Oliphant espectral






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Entrega número 28 (emitida el 23 de noviembre de 2010), de la sección dedicada a la literatura fantástica en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. Sus presentadores claman en la noche como niños asustados ante la espectral MARGARET OLIPHANT

Margaret Oliphant nos legó el relato de fantasmas más aterrador jamás escrito: La puerta abierta. Cuando menos, el más aterrador de cuantos he leído. Original en su planteamiento, en su desarrollo, en su alucinante desenlace, de construcción perfecta, inolvidables personajes y aun hoy, pese a lo imitado, pleno de fuerza espectral. Una verdadera joya de la literatura de terror. El mismo M. R. James lo saludó como una obra maestra.  


AQUÍ podéis leer una pequeña reseña que escribí de este relato fascinante. De lo primero que incluí en este fantasmal blog.

jueves, noviembre 25, 2010

La décima víctima en la radio # 27: Elizabeth Gaskell fantástica






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Entrega número 27 (emitida el 16 de noviembre de 2010), de la sección dedicada a la literatura fantasmal en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. Carlos y Kanuto muestran su lado más delicado dejando el papel de duros de barrio a la gran ELIZABETH GASKELL y a esa "pequeña nihilista" (palabras de Pietro Citati) que es la fabulosa Jane Austen. 




Elizabeth Gaskell (el primer retrato) nos dejó una buena colección de relatos fantásticos en la más pura tradición victoriana. La bruja Lois o La historia de la vieja niñera son dos obras maestras indiscutibles del género. En esta época en la que de nuevo muchos parecen avergonzarse de llamar a las cosas como son y hablar de géneros literarios les avergüenza, aquí tenemos a esta dama que no dudó en pasear lóbregamente por los caminos más oscuros de la literatura. En otros países escribir, y hablar de, cuentos de fantasmas no es un demérito.  



AQUÍ podéis leer lo que escribí hace tiempo sobre los cuentos fantásticos de la Gaskell. Y AQUÍ dar un macabro viaje al lado más fascinante de la literatura. Y si queréis entrar de lleno en el lado oscuro, el libro de Pietro Citati El mal absoluto: en el corazón de la novela del siglo XIX es el compañero perfecto. Un libro de crítica literaria de esos que transmiten amor y sabiduría por los autores y libros que trata. 

lunes, noviembre 22, 2010

La décima víctima en la radio # 26: David H. Keller




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Entrega número 26 (emitida el 9 de noviembre de 2010), de la sección dedicada a la literatura extraña en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. En esta ocasión, Kanuto se enfrenta en solitario al horrísono poder del maléfico transmisor de ondas cerebrales imantadas de uno de los reyes ocultos de la literatura pulp: DAVID HENRY KELLER.


Avispas gigantes mutadas, brujas que hacen uso de su magia para domeñar a los hombres, gusanos gigantescos buscando presas humanas, mujeres fatales dispuestas a aplastar a los machos humanos bajo sus implacables botas, vampiros translúcidos que toman cuerpo en las paredes pintadas de un sanatorio mental y descubrimientos científicos que prometen eones de felicidad para el hombre y solo traen su destrucción. Lo raro es lo normal en el mundo de Keller. Y su mundo es el nuestro.


Las anteriores entregas de esta épica búsqueda de lo extraño puedes encontrarlas AQUÍ.



Como curiosidad, Cazadoras solitarias, título de uno de los mejores relatos de Keller, da también nombre a uno de los tremebundos temas de ese grupo que de seguro ya odias: Día X menos 60. Algún día lo escucharás y desearás volver al fango del que surgiste. 

domingo, noviembre 21, 2010

Cadáver exTreBeO # 36


Continúa el cadáver exquisito en forma de cómic de exTreBeO. De nuevo el simpar Julián Espino, inspirado por una ingestión de sustancias innombrables, al dibujo y un servidor de ustedes, inspirado por una sobredosis de estupidez, al guión, intentamos poner orden en esta enloquecida historia. No lo conseguimos, claro, pero al menos nuestra intención de cegar al lector sí que pensamos está conseguida.

Puedes intentar leer la primera temporada de la historia AQUÍ y su tremebunda continuación AQUÍ. ¿Eres una persona valiente y arrojada o un pusilánime miedica y llorón? Pruébate a ti mismo logrando superar la entrega 21 de la primera temporada. No vale saltársela. ¡Adelante, valientes!
  

lunes, noviembre 15, 2010

Sospecha, de Matthew G. Lewis (1808)



Puedes leer el comentario a esta novela de Matthew Greory Lewis en la página web El antepenúltimo mohicano, bajo el título El infierno de la desconfianza, AQUÍ.

LEWIS, Matthew Gregory. Sospecha. Traducción de Elías Sarhan. Madrid: Valdemar, 1996. 179 p. El Club Diógenes; 47. ISBN 84-7702-161-9.

sábado, noviembre 06, 2010

La décima víctima en la radio # 25: Eugène Fromentin




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Entrega número 25 (emitida el 2 de noviembre de 2010), de la sección dedicada a la literatura extraña en el programa de Canal Extremadura Radio Los dos de la tarde. Con esos dos romanticones que son en el fondo Carlos y Kanuto, nos enfrentamos a un clásico secreto, oculto, tan desconocido como magistral: la novela Dominique, de nuestro admirado por siempre EUGÈNE FROMENTIN.  



Esta obra maestra de aliento arrebatador, de lectura compulsiva e imborrable en nuestro recuerdo, ya fue objeto de atención en este oscuro blog. Puedes remitirte por tanto AQUÍ si deseas saber más en profundidad por qué.


Los cuadros que ilustran esta entrada son obra del mismo Fromentin. La pintura fue la otra gran pasión de su vida.


Si quieres escuchar los capítulos anteriores de nuestra saga literaria en la radio (más ordalía que odisea), puedes hacerlo AQUÍ.