El escritor Ludwig Achim von Arnim
(1781-1831) fue uno de los más importantes escritores del movimiento romántico
alemán, a mi gusto el más apasionante y enloquecido de entre todos los países
que vivieron esta ola que dejó tras de sí no sólo enfebrecidas historias de
amores imposibles y eternos, sino de manera especial una colección de obras de
género fantástico prodigiosas, en las que los elementos sobrenaturales,
macabros y tenebrosos se aliaban con un sentido epicúreo de la vida, con la
diversión más desenfrenada y en conjunto con una visión lúdica y siempre
extraña y esquinada de la vida. Más allá del género gótico, el romanticismo
llevó la literatura fantástica a límites que hoy se ven constreñidos a cercados
terminológicos más pobres, más acotados, como si el fantástico en sí fuera
demasiado difícil de catalogar y mejor fuera encerrarlo en pequeñas y tristonas
parcelitas: terror, ciencia ficción, criminal, espada y brujería… Hubo un
tiempo en que todo esto valía para una sola obra, en el que los márgenes los
imponía la imaginación del autor, en el que la más tenebrosa de las novelas
podía contener en su interior momentos para la burla despiadada o la más
gratificante y optimista diversión. La tradición del fantástico de raíz europea
goza de poco crédito en la actualidad, algo incomprensible comprobando la
incombustible modernidad de autores contemporáneos a Arnim como son los
gigantescos Joseph von Eichendorff o Ernest Theodor Amadeus Hoffmann, por citar
dos de mis favoritos, cuyo irreverente y marginal trazo es posible rastrear en
la literatura fantástica de raigambre europea más arriesgada hasta la época
actual.
Su novela Isabel
de Egipto, o el primer amor de Carlos V (Isabella von Ägypten, Kaiser Karl des Fünften erste Jugendliebe,
1819) funde todas las constantes del movimiento romántico en ella: novela
histórica anclada en un pasado idealizado, notas grotescas y divertidas
entreveradas en el relato de una gran pasión amorosa, y un arrollador tono
fantástico en el que las brujas, los homúnculos y las criaturas más increíbles
procedentes de la cultura popular adaptadas por un moderno sentir conviven con
los personajes más realistas, incluso con los de carácter histórico, con la
naturalidad más chocante y maravillosa que podamos imaginar. Un mundo en el que
lo sobrenatural no parece serlo porque es lo cotidiano. De esta forma la novela
arranca con la bella joven Isabel, cuyo padre ha sido ajusticiado, viviendo
oculta en una villa abandonada haciéndose pasar por un fantasma para que nadie
más la habite y así poder pasar sus días sin ser molestada en soledad. La vieja
Braka, una gitana como Isabel, cuida de ella y la visita todos los días. Y por
una casualidad impredecible el entonces aún príncipe Carlos, el futuro
emperador, pasa por la quinta y decide pernoctar en ella retando a los
espíritus que sabe habitan allí. Por supuesto los dos jóvenes se enamoran, si
bien el joven Carlos en ese primer encuentro huye despavorido de la casa
pensando que en verdad ha visto a un espectro, por más bello que sea su apariencia.
Comienza así un relato de encuentros y desencuentros entre los amantes, de
búsquedas y equívocos que bascularán del drama a, de forma más insistente, la
comedia. El relato se inunda de criaturas fantásticas que conviven con las
demás casi en cordial entendimiento, o cuando menos sin provocar demasiada
extrañeza en el resto de comunes mortales: lo dicho, es normal pasear con un
homúnculo de un brazo y un golem femenino del otro.
“Y el más extravagante grupo, formado por una
vieja bruja, un difunto que tenía que hacerse pasar por un vivo, una hermosa
muchacha de arcilla y un joven sacado de una raíz se sentó en solemne armonía,
albergando grandes ideas sobre la felicidad de la vida que en aquel momento se
disponían a empezar, sobre tesoros, heroicidades, y dinero para francachelas,
(…).” (p. 113)
La novela adopta en ocasiones el tono cruel y
despiadado de los cuentos antiguos, donde, como hemos dicho, lo fantástico
coexiste con lo real y lo cotidiano con total naturalidad. Pero también, como
podemos comprobar cuando nuestros héroes llegan a la feria de un pueblo por el
que pasan en su camino, capaz de transformarse en un vodevil romántico y
delirante, donde la aventura toma un carácter muy divertido, tanto que por
momentos pareciera una comedia cinematográfica de los años 30, una screwball comedy arrolladora capaz de
dejarte sin respiración por su desatada imaginación y su acción incontenible.
El torpe acercamiento de los jóvenes enamorados, las tonterías y disparates sin
igual del homúnculo, los tejemanejes de las brujas o la absolutamente genial Golem
Isabel, la doble de barro de nuestra heroína, casada con el caprichoso
homúnculo creyendo este que es la auténtica…En su estructura la obra ni tan
siquiera olvida esa convención novelística de la época de incluir un relato
dentro del relato general. Las sombras de Cervantes y de los relatos de Las mil y una noches, más que otras que
pudieran citarse también, se cernían poderosas e influyentes sobre los
románticos alemanes. Delirante y genial, cuento romántico y macabro, relato
histórico y cuadro de costumbres, drama y diversión, como en los mejores
autores románticos germánicos Arnim acaba proponiendo, pese al devenir no
siempre amable con sus protagonistas, un canto a la vida, entendiendo esta no
sólo como algo gozoso, sino como un claroscuro de alegrías y tristezas. Sus
detalles fantásticos no nos alejan jamás de la profundidad de la naturaleza
humana, cambiante y multiforme, que Arnim refleja en sus palabras. Toda una
maravilla, esta es también una lectura feliz teñida de sombras y oscuridad: en
su visionaria concepción del mundo hay más verdad que en la más realista y
fotográfica de las novelas.
ARNIM, Ludwig Achim von. Isabel de Egipto, o El primer amor de Carlos V. Traducción de Alfonsina Janés. Barcelona: Bruguera,
1982. 191 p. Libro Amigo; 922. ISBN 84-02-08820-1.
ARNIM, Ludwig Achim von. Isabela de Egipto:
un amor de juventud de Carlos V. Introducción y traducción de Ana Isabel
Almendral. Madrid: Valdemar, 1999. 174 p. El Club Diógenes; 122. ISBN
84-7702-274-7.