Esta es la primera novela que leo de Dorothy L. Sayers (1893-1956), una de las grandes damas de la novela de misterio. Protagonizada por su excepcional personaje lord Peter Wimsey y su criado Bunter (el Bertie Wooster y el Jeeves, respectivamente, de la novela criminal), me ha resultado todo un descubrimiento. Una trama inteligente, unos personajes brillantes, divertidos, complejos, un estilo de una elegancia superior y una ambientación envidiable.
En la Inglaterra de finales de los años veinte del siglo pasado aún coleaban vestigios victorianos, fórmulas sociales encorsetadas entre las cuales el bueno de lord Peter se mueve como pez en el agua, pues aunque producto de su época, Peter pertenece ya a la nuestra. Su visión algo cínica, descreída, pero apasionada y vibrante cuando no se aburre, lo convierten quizá no en el mejor detective que nos podamos encontrar (él mismo afirma su deuda con Sherlock Holmes), pero sí desde luego el más divertido. Al menos en esta cuarta novela de la serie, pues Sayers lo hará evolucionar a lo largo de todas las historias que protagonizó este niño rico, de familia noble, metido a investigador porque no tiene otra cosa que hacer. Bueno, no tanto, pero eso es lo que a él le gusta que piensen los demás.
De ritmo arrollador, los buenos amantes de la novela de misterio admiran la capacidad de Dorothy L. Sayers para dar todas las pistas a lo largo de la historia que pueden llevar a la solución del caso, sin sacarse nada de la manga al final. Como yo soy de los malos, esto me resulta indiferente, pero sí destacaría que, por mucho que no me impacte en lo que a la resolución del embrollo de rigor se refiere, es bien cierto que todo encaja a la perfección, todo está medido y calculado, pero sin que en ningún momento se note o perciba el lector de que se trata de algo mecánico. Todo lo contrario: es una novela que respira vida. Una vida ya muerta, pero que lo fue. Y en algunos momentos más real que la nuestra.
Quizá lo que más me ha gustado, placer macabro manda, es ese cadáver viajero llevado de un lado a otro por el corazón de un típico club de caballeros inglés con el que nace el lío que desembrollará lord Peter. Sayers demuestra aquí tener una maravillosa capacidad para el humor negro, sin descuidar nunca, eso sí, la humanidad de sus personajes, sin abandonarlos jamás en la marea de la trama.
Lo dicho, un feliz descubrimiento.
2 comentarios:
Menuda portadaza la edición inglesa y que sosa la española!
¡Y tanto! Lumen ha querido hacer una portada a lo fino, como para lectores elegantes, y les ha salido una cutrez que, vale, pretende ser una silueta de lord Peter Wimsey, pero más parece un curilla con monóculo. La inglesa refleja mejor lo que es la obra, con toda su apariencia pulp: la sombra de la guadaña, el cadáver que es un esqueleto que parece sonreír al lector, el ambiente del Club... ¡Es que refleja a la perfección la novela, su ironía, su invitación al juego misterioso, su tono macabro pero nunca exento de humor negro! Vamos, que por querer dar una imagen de seriedad, Lumen se ha equivocado por completo. Y el resto de la colección muestra el mismo tipo de anodino y equívoco estilo de portada. En esa línea que da importancia más a lo que piensen los demás que uno está leyendo que a lo que uno está leyendo de verdad...
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