En el blog dedicado a los bolsilibros Bolsi & Pulp han publicado un par de entradas mostrando unas listas con los mejores libros de terror del gran Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez). Una de ellas (AQUÍ), confeccionada por Odiseo, con las que él considera las diez mejores novelas de Carrigan en nuestro género favorito. Pero a continuación, es el mismo Carrigan (AQUÍ) quien nos dice cuáles son, a su entender, las once mejores novelas de terror que escribió. Una idea que supone una guía imprescindible para navegar en tan vasto océano. Enseguida me puse a rebuscar en mi colección de bolsilibros para ver si tenía alguno de los que estaban en las listas. Y hete aquí que sí que tenía varios, sin leer, lo confieso, pero animado por estas entradas elegí dos y allí que me puse y en un rato ya las había devorado. A continuación os cuento qué me han parecido, pero antes me gustaría agradecer a Odiseo, y por extensión al blog Bolsi & Pulp, su generosidad por dejarme reproducir las portadas de ambos libros, uno de ellos en tres ediciones distintas. ¡Gracias, amigos!
No es el mundo del bolsilibro el más apropiado para encontrar obras maestras de cualquier género. Aunque de vez en cuando uno encuentra alguna novela que se sale de lo común dentro del acotado marco de esta genuina literatura pulp a la hispana. Y digo acotado porque los condicionantes son varios y rigurosos: cantidad determinada de páginas, boda final entre los protagonistas, escritura rápida (una media de una novela por semana), estilo esclavo tanto de su público (consumo rápido) como de la necesidad de llegar al número de páginas necesario (así, prácticamente cada punto es un punto y aparte para ganar espacio y los diálogos ocupan cuando menos los dos tercios de la novela)… En definitiva, campo minado para la creatividad y más aún para las florituras de estilo.
Sin embargo, si uno no olvida qué es lo que está leyendo, sí que se puede encontrar un sano y genuino disfrute en muchas de estas obras carentes de pretensiones y por ello mismo simpáticas para este lector. Bucear en ellas es como bucear en las películas de serie b de una productora como la Monogram, por ejemplo. Requiere de un amor al género capaz de superar cualquier traba, y ya sabéis, los amantes del terror estamos esculpidos en fuego. Y la búsqueda en ocasiones ofrece grandes descubrimientos, pequeños tesoros que justifican las largas horas de búsqueda.
Estudios sobre el miedo (1978) es una novela de bolsilibro que sigue a rajatabla todos los puntos que hemos detallado unas líneas más arriba, con alguno más que seguro se me olvida o que no he sabido tener en cuenta. Pero tiene premio. Lou Carrigan destaca un tanto en que ciertamente consigue que sus diálogos, pese a lo delirantes que en ocasiones resultan, no pierdan su punto de credibilidad (otra cosa es que este punto delirante nos guste, como así es). Sobre todo debido a un gran sentido del humor que en muchas ocasiones está muy conseguido. Sus personajes se encuentran y ya sabes que la pareja va a iniciar su idilio a toda velocidad, pero Carrigan convierte esta convención en algo divertido, las réplicas restallan con ingenio y brillantez. Pero ojo: cuando llega la hora de pasarlo mal tampoco se queda corto.
Aquí tenemos al científico loco de rigor empeñado en estudiar el miedo para conocer su funcionamiento y así controlar a la humanidad. Resulta tremenda la capacidad de Carrigan, no sé si consciente, de reflejar en este desquiciado personaje lo que tantos torturadores y dictadores del mundo que hemos sufrido deben tener en sus podridas mentes. Y sí, es aterrador.
Carrigan no se detiene ante nada y la lectura de Estudios sobre el miedo deviene muy satisfactoria gracias a todas esas cosas que nos gustan de los pulps: exceso, ideas delirantes, personajes que valen para todo, acción para darle emoción a la trama y una protagonista, Eleanor Marsh, que demuestra que no hacen falta hombres de grandes pectorales para salvar el día. Nada de extrañar viniendo del creador de ese gran personaje femenino, esa aventurera sin igual e intrépida espía que es Brigitte Monfort. Sin convertirse en un Rambo de la vida, porque no hace falta, Eleanor, guiada por la mano firme de Carrigan, demuestra que no siempre va a ser el héroe de la función el que salve a la chica. Ella sabe salvarse sola. Y de paso, al héroe y a todo el que se tercia.
Combinando con solvencia humor y terror sin romper ni el ritmo ni la tensión, Estudios sobre el miedo es una excelente novela de bolsilibro. Eso sí, si las ratas te provocan una especial repulsión, ni se te ocurra acercarte a ella: nuestras amigas se quedan a gusto en estas páginas.
Entre tinieblas (1979) tiene un planteamiento semejante a la anterior. Y presenta a una pareja protagonista que también comienza su flirteo de forma divertida, gracias sobre todo al impresionante despiste de que hace gala el científico Aaron de Arlington. Entre tinieblas tarda en arrancar debido a las explicaciones absolutamente descabelladas sobre cómo lo mejor para estudiar el miedo (sí, aquí tenemos a otro científico loqueras obsesionado con esto) es abrir una cabeza dejando al descubierto su cerebro y mirarlo mientras se somete al sujeto a horrores sin fin. Ay. Ni su desarmante ingenuidad acude en su ayuda.
Cuando el intento de dar lógica a algo que carece en forma absoluta de ella es dejado a un lado, esto es, a partir del momento en que nuestros protagonistas son raptados por los secuaces de un científico más loco aún que el señor de Arlington y su todavía más demente madre, la cosa se pone interesante. Un verdadero catálogo de torturas, de imágenes macabras, de intentos de violaciones morbosas, incesto, tiburones devorando gente y mil cosas más (solo faltan las ratas de Estudios sobre el miedo). Una historia demencial con sus buenos momentos: la joven y requetebellísima Eva Mason es atada a una silla con un aparato en la boca que le impide cerrarla y colocada de manera que en ella caiga de forma constante, gota a gota, de un frasco una mezcla compuesta por sangre de un sarnoso, de un leproso, de un epiléptico y de un sifilítico, nada más y nada menos. ¡Qué rico! Os lo recomiendo.
Pero no solo esto. También encontramos incluso algún destello de tour de force estilístico: en la mentada escena de la gota, Carrigan va alternando el sonido de las gotas al caer en la garganta de Eva con frases cortas, lo que habría de tiempo real entre ellas, lo cual provoca un ritmo angustiante… y que el autor pueda rellenar un buen puñado de páginas con pocas líneas, que también hace falta. Nos da igual: la brillantez de la idea es incuestionable.
En conjunto, dos novelas de Carrigan tan desaforadas, exageradas, tan delirantes, que es imposible que no resulten cuando menos simpáticas. En especial cuando en el mundo del bolsilibro, por desgracia, campa a sus anchas la más roma contención.
CARRIGAN, Lou. Estudios sobre el miedo. Ilustración de cubierta de Enrique Martín. Barcelona: Bruguera, 1978. 95 p. Selección Terror; 290. ISBN 84-02-02506-4.
CARRIGAN, Lou. Entre tinieblas. Ilustración de cubierta de Miguel García. Barcelona: Bruguera, 1979. 95 p. Selección Terror; 330.
4 comentarios:
Fabulosa, esta entrada. No hay como un fan para hacer márqueting. Por supuesto, no he leído nunca a Carrington, pero maldita sea si no estoy deseando hacerlo.
Oh, Pato, estoy convencido de que con estas dos te lo ibas a pasar de lo lindo...
"Bucear en ellas es como bucear en las películas de serie b de una productora como la Monogram, por ejemplo." Tiene usted más razón que un santo: labor tediosa hasta la naúsea para las mentes normales, a la que el curtido devoto del fantástico no sólo se consagra, sino que acaba por encontrarle el gustillo...
Los devotos no conocemos el desaliento, estimado Abuelito, y como bien indica usted le encontramos el buen (que es malo, pero bueno, ya sabe) gusto a todas estas macabridades...
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