Bueno, quién me lo iba a decir con lo maniático que soy… Así que por una vez digámoslo: me alegro de no haber comenzado a leer las aventuras del comisario Adamsberg en su orden natural. Y no porque estas dos novelas, respectivamente la primera y la segunda de la serie, no me hayan gustado, sino porque las dos posteriores (AQUÍ mi comentario a ellas) que leí con anterioridad (-jaja, parezco el Doctor Who; -sí, qué más quisieras tú Llosef, so cateto) me parecen más conseguidas, más misteriosas y extrañas.
En El hombre de los círculos azules Fred Vargas nos muestra algunas de las bazas de su forma de contar historias, aunque no todas aún. Personajes estrambóticos, tramas tan enrevesadas como absorbentes, personas solitarias a las que la vida ha hecho daño, el carácter indeciso e intuitivo de Adamsberg y el desastroso en lo personal pero minucioso y documentado en lo profesional de su ayudante Danglard serían algunas de ellas. Falta el elemento sobrenatural, que a mi gusto es lo que las hace diferentes y apasionantes de leer.
En este primer caso de Adamsberg quizá todo resulta forzado en exceso: los personajes raros son demasiado raros, rebuscados, y poco creíbles quizá por esa ambición de hacerlos únicos, y el misterio se soluciona con una serie de premisas que ni la mayor suspensión de la credulidad, con la inocencia trabajando a tope, logra hacer creíble. Y a esto me refería con eso de que me alegraba de no haber comenzado leyendo las aventuras de Adamsberg por el principio: si este hubiera sido mi primer contacto con la obra de Vargas, no sé si hubiera seguido con ella. El gran personaje de Vargas tiene un atractivo enorme, una creación a la altura de su descomunal éxito (al menos en Francia), y se leen sus peripecias con verdadera pasión, pero esta primera aventura es un tanto decepcionante. Pero ojo, que me la leí del tirón (bueno, esta y la siguiente, que me senté y hasta que no me terminé las dos no me levanté: ventajas de tener pocas ganas de poseer un físico atlético). Si bien aquí no están todas las características que harán que las amemos, sí que hay detalles de lo que luego vendrá. Recomiendo pues que si no has leído ninguna novela de la serie, no comiences por esta: leerla como un flashback de sus personajes está requetebién. Y si empezaste con esta y no te gustó no te rindas, porque lo genial está por venir.
Aunque no todavía en la segunda. El hombre del revés es desde luego una novela superior a su predecesora. La resolución del caso es casi delirante, como siempre, pero el conjunto está más compensado y cuando llegamos a ella nos creemos lo que nos echen. Partiendo de un fuerte elemento fantástico, la existencia de un hombre lobo asesino, esta aventura de Adamsberg estaría genial si no hubiera dejado esto en segundo plano. Por el contrario, la historia se embarca en narrarnos una delirante persecución con personajes que parecen extraídos de Mientras agonizo de William Faulkner. Vargas lleva esta caza del monstruo con mano firme, como se dice, centrándose más en la relación, extraña cómo no, que se establece entre los tres cazadores que en la caza en sí. Adamsberg apenas aparece en los dos primeros tercios de la novela, pero ni se le echa en falta.
Vargas expone de manera más certera los caracteres de sus personajes, resultan más creíbles, y eso que no hay forma de explicar a quien no haya leído la novela qué demonios pinta una chica como Camille con los otros dos gañanes que tiene como compañeros de persecución. Que sí, que a mí también me caen fenomenal, pero no me monto con ellos en un camión si uno lleva una escopeta y el otro una navaja. Y están dispuestos a usarlas. Y ya me diréis de su disposición a dormir con ellos en el roñoso camión… Pero bueno, Camille tendrá sus razones, aunque las que da en la novela son del tipo veeeeeeeeeeenga, vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaale, me lo creeeeeeeeeeeeeeeeeo.
En definitiva, una primera novela titubeante y descompensada y una segunda en la que Vargas aún no da lo mejor de la serie pero sí muestra ya su estilo fluido, sus formas que saben combinar complejidad emocional con sencillez expositiva y sus maneras elegantes con tramas macabras. Y personajes destrozados pero que aún no se rinden. Bueno, no del todo… “-Hay cosas que se lían por montones de malas razones y que uno no puede desliar ni por montones de buenas razones.” (El hombre del revés, p. 140)
VARGAS, Fred. El hombre de los círculos azules. Traducción de Helena del Amo. Madrid: Siruela, 2004. 196 p. Nuevos tiempos; 31. ISBN 84-7844-744-X.
VARGAS, Fred. El hombre de los círculos azules. Traducción de Helena del Amo. Madrid: Siruela, 2004. 196 p. Nuevos tiempos; 31. ISBN 84-7844-744-X.
VARGAS, Fred. El hombre del revés. Traducción de Anne-Hélène Suárez Girard. Madrid: Siruela, 2011. 330 p. Nuevos tiempos; 186. ISBN 978-84-9841-511-7.
2 comentarios:
A mí también me gusta reseñar las novelas de Fred Vargas, y me consta que El hombre de los círculos azules no es una de sus mejores obras. Habrá que entenderla, estaba en sus inicios.
En la segunda mejora, pero todavía no es la Fred Vargas de sus últimas novelas protagonizadas por el comisario Adamsberg... Tampoco pasa nada, es verdad, estas primeras se leen bien y si son un paso para llegar a lo que llegó después, bienvenidas sean. ¡Gracias por comentar, Luigi!
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