El haber leído recientemente la novela Reina Lucía (1920) de Edward Frederic Benson (1867-1940) hizo que postergara otras lecturas y me fuera corriendo a rescatar mis viejos volúmenes con sus cuentos de terror. Da la sensación de que cuantas más veces los lees, mejores son. Solo eso explicaría la verdadera felicidad, el auténtico placer que ha supuesto enfrentarme de nuevo a Benson y sus terrores. Un maestro a la altura de su amigo M. R. James.
Se ha dicho muchas veces, pero repitámoslo porque es verdad: Benson, como ya estaban haciendo otros autores, instala el cuento de miedo en la época actual. Escenarios comunes y cotidianos, reconocibles para el lector aunque abunden las casas vacías y abandonadas, quizás uno de los pocos aspectos que Benson conserve del pasado. Pero que nadie lo interprete como una rémora: es el eslabón que lo une a un pasado prodigioso. Este libro recoge trece relatos escritos entre los años 1905 y l934.
Este añejo volumen se abre con La confesión de Charles Linkworth (1912), un fantástico relato de espectro que retorna al lugar donde encontró la muerte buscando confesar un crimen cometido y así ser perdonado. En fin, lo habitual, pero Benson le da un giro tan sencillo como tremendamente eficaz: el espectro se comunicará por teléfono. ¿Dijimos cómo Benson llevó a los aparecidos al siglo XX? Este cuento es un ejemplo perfecto. Y eso sin renunciar a las consabidas apariciones fantasmales, de una fuerza sobrenatural increíble. Robert Aickman intentaría algo parecido más de medio siglo después en su relato Che gelida manina (1966), y aunque es un buen cuento está mermado por las tristes ínfulas de escritor serio del autor, quedando a años luz del cuento de Benson.
En la tumba de Abdul Alí (1912) nos arrastra en un fascinante viaje por las arenas cálidas del desierto de Egipto, tumbas antiguas y figuras de Magia Blanca y Magia Negra. El objetivo de un malvado ladrón de cadáveres es resucitar brevemente a un difunto para que le diga dónde ocultaba su fortuna. La persecución a escondidas y el enfrentamiento en la noche egipcia, con el viento que levanta la arena creando un velo de misterio que se torna físico, en un siniestro cementerio resultan estremecedores, con un aire de relato clásico de aventuras que no hace sino dotar de más fuerza aún a la historia. Benson crea la atmósfera con una sencillez, pero al tiempo una cuidada esencia evocadora, que es admirable.
Entre la alegoría y lo fantástico se mueve La gata (1905), en el que un pintor vive un breve pero fulgurante momento de éxito. La mujer-felino que lo fascina quizá sea más un síntoma que algo real.
El terror nocturno (1912) es un relato fantástico sobre cómo sentimos la influencia de lo sobrenatural y cómo lo espectral se muestra de manera distinta a cada uno de los protagonistas de una misma historia. Un cuento de fantasmas de trama tradicional, la de la visita de un ser querido justo cuando en algún lugar lejano acaba de morir, que Henry James había sublimado en su genial Los amigos de los amigos (1896), y la cual Benson hace especial gracias a su maestría para lo fantasmal. También se vale de un buen truco cuyo efecto es demoledor para el lector: presenta la historia como si quisiera demostrar una teoría con ella y nos la relata con cierto distanciamiento. El contraste con lo emocionante que nos parece lo narrado provoca una enorme impresión. La frialdad de su exposición aumenta el impacto.
La señora Amworth (1922) es un relato de vampiros en el cual Benson consigue ese efecto tan increíble que es el de contarnos una historia que no ofrece ni un solo punto de su trama novedoso y que sin embargo leemos con avidez. De magnífica atmósfera, todo un ejemplo de que en ocasiones no es importante la originalidad, sino el saber contar una historia. Y Benson en esto último es magistral.
Esto mismo se puede aplicar a La reconciliación (1928), salvo que aquí la historia versa sobre un fantasma ávido de venganza que habita una solitaria mansión campestre. Poderosas imágenes espectrales jalonan el relato convirtiéndolo, de nuevo, en un gran cuento sin necesidad de recurrir a la originalidad. Pero no todos iban a ser perfectos. Bagnell Terrace (1925), mezcla de historia fantasmal y maldición o posesión egipcia es de lo más flojito de la recopilación. Se lee con agrado, por descontado, pero quizá desmerece un tanto ante el deslumbrante nivel del resto.
No importa que el anterior no colmara las altas expectativas, porque justo a continuación podemos leer el prodigioso Un cuento sobre una casa vacía (1928), un relato acerca de un espectro solitario y un espeluznante ataque fantasmal en una desolada marisma, en una casa abandonada en medio de la nada. Un paisaje que se nos antoja antinatural al hallarse cubierto la mayor parte del tiempo por la marea, la cual al bajar deja al descubierto la casa maldita del título. Y dejo de escribir que de solo recordarlo me están dando escalofríos. Siempre me ha recordado a una aterradora historia que me contaron de niño y me produce un particular desasosiego.
También un relato sobre una casa espectral que encierra una historia de horror y crimen entre sus gélidas paredes es La casa de la esquina (1928), más inquietante por lo horrible que late siempre de manera subterránea a la narración, más por lo que calla, que por lo que nos cuenta. Por el contrario, La cama junto a la ventana (1934) no atesora el crimen, sino que nos presenta a un fantasma que nos lo anticipa. Un más que curioso relato en el cual Benson aprovecha las revolucionarias teorías, en la época, de Einstein para construir su historia de espectros. Y más sobre espectros furiosos, usando terminología princesiana, y vengadores en La silla de ruedas (1934).
Monos (1933) nos presenta a un cirujano acosado por las visiones de, ejem, sí, eso mismo: monos. Curioso relato, no lo podéis negar con esa premisa de partida, que anticipa las denuncias contra los delitos de la vivisección animal. Nuestro amigo el cirujano protagonista, al que se le diagnostica un estrés galopante debido a su obsesión por el trabajo, irá a pasar unas vacaciones y descansar con un amigo que trabaja en unas excavaciones arqueológicas en Egipto. Pero en el interior de una tumba hallarán una momia que muestra en sus huesos restos de una complicada e insólita para la época operación de vértebras de la columna. El robo del artefacto quirúrgico y las dichosas vértebras acarrearán su correspondiente maldición.
Estos últimos son, como ya he comentado, relatos que ofrecen pocas sorpresas en sus tramas, pero están narrados con precisión, atmosféricamente resultan absorbentes y se leen con pasión y terror en los ojos, a diferencia de los primeros, que se leen con el terror anidando en el alma. Como el último del libro, aterrador y de una modernidad sorprendente: El santuario (1934). No es de extrañar que sea el elegido para dar título al volumen. Se trata de un relato sobre sectas satánicas esquinado, macabro, lleno de imágenes impactantes muy utilizadas pero en pocas ocasiones con la efectividad que aquí muestra Benson (por ejemplo las moscas, su proliferación anormal debido a la presencia diabólica). Su gran cultura queda demostrada por su referencia a Joris-Karl Huysmans, cuyo nombre se cita para darnos una pista sobre lo que está aconteciendo mucho antes de que se desate la locura. El gusto por el detalle, por que lo fundamental de la trama nos sea transmitido de la misma forma entrecortada, a pinceladas, que a los protagonistas provocará que la explosión final resulte estremecedora, no por esperada menos terrible. Impresionante forma de cerrar un libro de cuentos de miedo que sobrecoge de verdad.
(Las fechas de los relatos incluidos tanto en este libro como en el siguiente de Benson que comentaré están extraídas de las fichas de los mismos en la imprescindible página de La tercera fundación).
BENSON, E. F. El santuario y otras historias de fantasmas. Traducción de Óscar Palmer. Madrid: Valdemar, 1999. 204 p. Gótica; 31. ISBN 84-7702-270-4.
12 comentarios:
Benson me gusta mucho y he leído varias de las historias que comentas, pero siempre gracias a recopilaciones, no porque me haya decidido a comprar un libro suyo. No es buena época para comprar... dentro de nada me voy de boda (léase graduación)... :(
He preferido dejar de fumar antes que dejar de comprar libros. Con eso lo digo todo.
Bueno, Pato, el fin de una etapa. Aunque creas que no, seguro será para mejor. Disfruta de esa graduación.
Y ya en plan más banal, que estoy muy cansado, vaya día agotador, estoooo... ¿qué te parece el cambio del aspecto visual del blog? ¿Está mejor?
Si alguien más lee esto: ¿qué os parece el cambio?
También yo soy capaz de dejar de fumar ( y de comer) con tal de seguir leyendo y atesorando mis libros ...
Tengo los dos valdemares de Benson, pendientes de lectura desde hace años en la pila. Tu crítica es de las que me hacen desear dejarlo todo para zambullirme en su lectura.
En cuanto a tu blog, en materia de aspecto visual, me gusta mucho, tanto por diseño como por facilidad de uso.
De nuevo gracias.
victorderqui
Jajaja, victorderqui, que no nos hablen de vicios menores.
En cuanto a Benson, es todo un clásico y lo vas a disfrutar seguro. Estoy ahora mismo releyendo el otro tomo que editó Valdemar con sus cuentos y es un auténtico placer, un regalo para los sentidos. Sí, hasta así de finolis me puedo poner, jaja.
Bueno, fenomenal que el cambio de aspecto del blog (tampoco se nota demasiado, esa es la verdad) sea para bien.
¡Y gracias por comentar!
Por cierto, que gran traductor es Oscar Palmer, verdad?
En un mes o así ( toco madera) dejaré la ciencia ficción para retornar a mi amado género del terror. Tengo muchas cosas pendientes: Magia de Thule, de Biblioteca del Laberinto. La " serie" de Henry Saville de Latorre. Los dos de Benson y algún mr james que me falta ...En fin, que ganitas...
Un saludo.
victorderqui
Yo comenzaría a fumar para dejar de fumar para seguir leyendo...
Sí, no está mal, me gusta el gris y el negro, peli antigua total. Además ahora la letra es más grande, ¿no?... ¿Será que tengo las pupilas dilatadas? Parece un blog serio (a ver, a mí no me engaña). No, estoy de coña (es que estoy borracha, no, de verdad, acabo de bajar del botellón de san pepe), el blog está precioso, pero no mejor, porque es imposible.
Cuanta gloria, éxtasis y maravilla!!! Admito que soy más fan de la otra antología "La Habitación de la Torre", como ya se me noto en mi anterior comentario "bensoniano" en este blog, ese mismo que ahora estas repasando. Ello es debido a que fue el que descubrí a mis años más mozos, pero... ¡¡Maldita sea!! Todo lo que escribió este mago dentro del género es para quitarse el sombrero.
Un saludo espectral.
victorderqui: ¡¡¡¡a "Magia de Thule" le tengo unas ganas tremendas!!!! De ciencia ficción, ¿qué estás leyendo? ¿Algo que nos recomiendes de manera especial? Y Óscar Palmer va camino de convertirse en un nuevo
Francisco Torres Oliver, ¿no? No se me ocurre mayor elogio. Y ahora deleitándonos desde la editorial Es Pop, en especial con la colección que lleva adelante a medias con Valdemar.
Pato, qué suerte no tenerte delante porque me tendría que arrodillar en señal de alabanza total, jajaja. Menos mal que has dicho lo de la letra, porque ya pensaba que eran cosas mías de viejuno. "Parece un blog serio (a ver, a mí no me engaña)": frases como estas delatan que me tienes bien calado, jajajaja. Y con esta "el blog está precioso, pero no mejor, porque es imposible" ya me pongo demasiado tonto.
Wolfville: en la relectura debo decir que sí, la otra antología es todavía mejor que esta. Se me ha cruzado un libro entre medias, pero espero pronto tener listo el comentario.
¡¡¡Y a los tres, por descontado, gracias por comentar!!!
Estimado maestro Llosef:
Sí señor, Oscar Palmer merece compararse con el gran ( grandísimo) Torres Oliver. Con Molina Foix y Marta Lila Murillo ( traductores-fetiche de Valdemar), y el viejo Rafael Llopis, se han convertido en la mejor garantía de que uno va a encontrar una prosa de gran calidad y un trabajo de grandes apasionados y conocedores de la literatura de Espanto ...
Toy leyendo ahora un viejo Aldiss que andaba por mi casa: La nave estelar. Un escenario cautivador y unos personajes a la busca de la verdad ...parecen libros típicos de los 60, pero con un plus de psicotropía gracias a las libertades que permite la cifi.
( En todo caso, para mí lo mejor de Aldiss sigue siendo la inolvidable Invernáculo. Si no la has leído, no te la pierdas bajo ningún concepto ...)
Hace poco disfruté también de otro clásico de renombre, que me dejo totalmente sin habla. Una maravillosa novela que te hace sentir vértigo: Cita con Rama ( mi primer Clarke).
En fin, maestro, para cuando una gran crítica de Zothique?
Un abrazo.
victorderqui.
Pero victorderqui, por favor, no me llames maestro, jajaja, y menos todavía si justo a continuación pones esa lista de maestros de verdad: gracias a sus excelentes traducciones podemos disfrutar de esta literatura que tanto nos apasiona.
Aldiss me encanta, pero no he leído ninguno de los dos libros que me indicas. Desde luego me pongo a buscar ya mismo "Invernáculo", que igual anda el pobre ahí perdido en algún lugar de mis estanterías.
Clarke sin embargo no es de mis favoritos, pero tendré en cuenta "Cita con Rama", que tampoco he leído.
Y claro que Zothique caerá, pero es que ahora mismo se le han adelantado unos cuantos, jajaja. Si es que necesitamos dos o tres vidas paralelas para poder leer más, jajaja.
Un abrazo, victorderqui, y gracias por las recomendaciones!!!
¡Maldita sea señor Llosef! por mucho que me aplico no consigo darle caza... otro título para mi "wishlist" de libros deseadísimos...
Paymon: Benson es un placer asegurado. El otro volumen de relatos editado por Valdemar, "La habitación de la torre. 13 cuentos de fantasmas" es aún mejor si cabe, como decimos un poco más arriba. ¡Hágase con los dos que le van a encantar!
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