Ay, que nadie piense que mi tardanza en volver a realizar una entrada en el blog es debido a que me he ido de vacaciones a algún lugar remoto y perdido a olvidarme de todo. Esto lo puedo hacer sin problemas desde el salón de mi casa. El problema es precisamente que no puedo estar en el salón de mi casa en bendita soledad y aislamiento del mundo. Pero bueno, no debo quejarme, que pronto volveré a ese estado amniótico y feliz. Por el momento, aquí va el enlace al comentario que escribí para El antepenúltimo mohicano sobre la magnífica película Riff-Raff, dirigida en 1947 por Ted Tetzlaff. Una serie b de la RKO, esa maravillosa productora cinematográfica cuyas películas siempre parecían ser eso: de serie b. Una muestra de cine negro cuyo inicio quita el aliento y su desarrollo es un auténtico placer. Puedes leer este comentario siguiendo el enlace:
El buenazo de Pat O'Brien hace aquí de tipo requeteduro como es de rigor en el género y Anne Jeffreys se debate, gracias a los vaivenes del guion, entre los gestos de mujer fatal y las miradas de niña educada en un colegio de monjas. Nos gusta en las dos versiones, claro, pero se hubiera agradecido más consistencia en la elaboración de su personaje. Eso sí, su presentación en la película es antológica: en las dos primeras capturas de pantalla es ella quien habla, dando la réplica el tío Pat en la tercera. Diciendo las palabras que todos hubiéramos dado un brazo por responder en esa situación.
En el fondo es una buena chica, pero vaya compañías que se gasta. Y compañías no de me tomo un té contigo y me voy, sino de esas de... Bueno, ya sabéis, mejor el té me lo tomo contigo en el desayuno. Nunca me ha pasao, pero así me han contado que pasa.
Walter Slezak hace de súper malo. Con esa cara de bebé inocente da un miedo que no veas.
Mientras él se dedica a dibujar en su cuaderno sus matones dan palizas a diestro y siniestro. Es un tío elegante, pero le gusta repartir leña. Bueno, que otros la repartan por él, que para eso es el jefe y el cerebro pensante de la banda. Sus secuaces son unos bodoques de cuidado. Ni hablan. ¿Para qué?
Podemos comprobar en el fotograma justo debajo de estas líneas que la paliza ya va por la mitad. Todavía queda un ratillo.
Hala, paliza finiquitada. Justo a tiempo para dejar el dibujín listo para enmarcar...
Anne también reparte lo suyo. Una de esas bellezas frías, gélidas, que tanto gustan en este tu blog. Bueno, el mío, pero el tuyo también si quieres, ya sabes.
4 comentarios:
Esta la tengo bajada hace la mar de tiempo y no la he visto aún... Leído su comentario, corro a empaparme del siempre agradecido espíritu B...
La va a disfrutar usted al máximo, Abuelito, ¡seguro!
Amigo, décima víctima. Aquí se cuecen cosas, que a uno le hacen viajar a utopías del deleite por espacios bizarros y Noir. Me encanta su nombre (evoca un tiempo idílico, que pasó) y su blog. Lo llevo directamente a la barra de favoritos. Y si quiere visitar el mío, encantado pero sin compromiso. Pedazo de película y Saludos cordiales
¡Gracias J. C.! Visité el suyo y enlazado queda. ¡Un saludo!
Publicar un comentario