viernes, julio 13, 2012

EAM # 26: Madame Satán, de Cecil B. DeMille (1930)



Bueno, con un poco de retraso os traigo hoy mi comentario para El antepenúltimo mohicano a la excesiva película Madame Satán (Madam Satan), dirigida por Cecil B. DeMille en el año 1930. Un delirio cargante a ratos pero con momentos de verdad deliciosos si uno se abstrae de la algo tontuela trama. No es difícil, ¿eh? Confieso que aquellos que amamos el cine del primer lustro de los años 30 jugamos con ventaja: ¡es tan fácil amar estas locuras! Puedes leer el comentario siguiendo el enlace




Kay Johnson de abnegada esposa a satánica majestad. Tampoco resultará tan diabólica al final, pero con ese vestido a lo Catwoman nos empiezan a gustar hasta sus expresiones más lánguidas.



Lillian Roth (ella sí que eligió en la vida real el camino de Satán, el de verdad, no ese del que presumís seguir todos) y Kay Johnson enfrentadas por el amor de un chulito de playa. En eso DeMille sabía ceñirse a la realidad. Lo que ya no es tan real es que casi siempre que se enfrentan parece que la ropa se la han dejado en otra parte.



Desde el momento en que la acción se traslada a una enloquecida fiesta en un zepelín la fiebre visual se dispara. El primer número musical en la aeronave nos muestra a la electricidad y después a toda una máquina con sus engranajes, tuercas y mecanismos humanos. Uno no acierta a saber si estamos ante un espectáculo de vanguardia radical o bien ante un delirio kitsch. Quizá lo cierto es que las dos aseveraciones sean correctas. 



La tripulación del zepelín luce un vestuario a juego con los disfraces que llevan los invitados a la fiesta. Fijaos bien porque como esto lo vea alguno de esos modistos de renombre ya tenemos línea de otoño-invierno al canto. Como ni harán por mirarlo, ya les vamos avisando de que este maravilloso vestuario fue fruto del genio de la moda Adrian. Bueno, lo de genio lo digo sin tener ni idea de si en verdad lo fue, pero desde luego por esta película a mí ya me lo parece. Y encima ayudado por el gigantesco Mitchell Leisen en la dirección artística. ¡Imposible que saliera algo normal! 


Aunque muy breve, el momento de las camareras montadas en unos mini zepelines es uno de los más chocantes. Y uno de mis favoritos. 


No os perdáis este videoclip que os enlazo de los geniales The Residents: igual me volví definitivamente loco, pero no pude evitar acordarme de él en ese instante.


Las imágenes del zepelín recortado en la noche de la ciudad y después abatido por la tormenta son de las más hermosas de la película. Nada, nada, desde La décima víctima la recomendamos absolutamente. Ya sabías dónde te metías, ¿no? 


miércoles, julio 11, 2012

Delirio: ciencia ficción y fantasía, número 9 (marzo 2012)


Nueve números ya de la revista Delirio, qué bien. Sí, así de lacónico pero también así de feliz. Porque es una gozada que una publicación semejante se mantenga con vida, en especial ahora que vivimos tiempos en los que todo parece morir. Fijaos que digo parece, que ya sabemos que los malos ganan siempre porque son más listos que nosotros, pero a los buenos nos quedan nuestros refugios y estos por el momento se muestran irreductibles. Y hasta tal punto Delirio está viva que da la sensación de que el último número es siempre mejor que el anterior. No hay nada más grande que podamos decir de una publicación periódica.

Y es que fijaos qué comienzo: El mensajero del rey (1907), de Francis Marion Crawford, un relato inédito en español que estaba incluido en las últimas ediciones de su volumen recopilatorio de cuentos fantásticos Wandering Ghosts (1911). Ya solo por esto merecería la pena este número de Delirio. Se trata de un relato elegante, magistral en sus formas, que elude la sorpresa en su trama y opta por una atmósfera onírica e irreal perfecta para contarnos este encuentro ante una mesa repleta de comida con un fascinante y extraño mensajero. Belleza y sobriedad propias del autor clásico que es Crawford dentro del fantástico pese a sus breves incursiones en el género.

A continuación podemos leer un relato ambientado en la Primera Guerra Mundial, que esto de las aventuras de guerra también era dominio pulp: La escuadrilla de los hombres perdidos (1942), del autor conocido sobre todo por sus novelas de género negro David Goodis. Es una fantástica muestra de esos relatos ambientados en estremecedoras batallas aéreas, todo un subgénero dentro de la literatura popular, de los cuales confieso no haber leído ni uno hasta este incluido aquí. Y si bien la historia es de un convencional que tira de espaldas, Goodis narra los combates de las máquinas de guerra en el cielo con una fuerza y una emoción más que notables. Todo un placer.

Recordado por su trabajo como guionista cinematográfico, Charles Beaumont no dejó un gran legado como escritor debido a su pronta muerte. El excelente relato de ciencia ficción Gente guapa (1952) nos muestra un futuro tan bello como deshumanizado y frío. Resulta una estupenda parábola sobre la aniquilación de la personalidad, de la amputación de lo que es diferente, de todo aquello que se separa de la masa dominante. De plena actualidad, al fin.

Umbral (1940) es un buen relato del siempre interesante, y en muchas ocasiones magnífico, escritor Henry Kuttner. Quizás penséis que exagero, pero en serio que siento gran admiración por él. En Umbral nos cuenta la historia de un hombre que cree que usando su inteligencia podrá pactar con el Diablo (más bien con un demonio: Baal) y burlar el cumplimiento del acuerdo infernal por su parte. Es un cuento tan diabólico como irónico y divertido, en el cual Kuttner juega con la idea establecida en el género de que los pactos infernales siempre acaban mal para los humanos.

Este número también reserva una sorpresa para todos los amantes de los bolsilibros: la publicación íntegra de la novela Sombras del caos, originalmente editada por Bruguera Bolsilibros como el número 213 de su colección Futuro, Héroes del Espacio, en octubre de 1984. No había leído nada de Lem Ryan (Francisco Javier Miguel Gómez), pero encontrarme con que seleccionaban una novela suya para esta recuperación ya daba una buena impresión. Y tras leerlo la impresión positiva se ha confirmado: es un fantástico relato que aúna ciencia ficción y mitología cthulhiana, algo en realidad ya implícito en los Mitos creados por Lovecraft pero no siempre tenido tan en cuenta como sería de prever. Ryan la escribió a la edad de 19 años, pero no es este su único mérito. A mi gusto lo mejor es su excelente atmósfera opresiva, lo cual denota que la influencia de Lovecraft no es solo temática, que sería lo fácil: la soledad, el aislamiento, la incapacidad absoluta del hombre para relacionarse con su entorno y entre sí suponen la base de la angustia existencial presente en todos los relatos del Maestro de Providence (jaja, me encanta ponerme rimbombante con Lovecraft, ¡se lo merece por genio, esto y más!).

Ryan sabe homenajear a Lovecraft no solo en lo superficial. Hay una conseguida visión de belleza siniestra que lo acerca a él más allá del recurso fácil de mentar a sus monstruos. Hace tangible el Horror Cósmico: “Pero ya nadie bailaba entre las estrellas, ya no se oían melodías demoníacas en el eterno vacío del espacio, ya los malignos seres de leyenda, todopoderosos y terribles, no esparcían su ciega locura por el universo que los había rechazado. Se habían ido, arrastrando su abismal estupidez consigo, para aullar eternamente en negros fosos de horror, durmiendo con sueños de desastre total, y ya nunca volverían.” (p. 76)

En definitiva, un relato excelente, angustioso y oscuro. Se le achaca que quizá el final resulta algo precipitado, y tal vez sea verdad, pero la resolución rompe con lo que era habitual en los bolsilibros. Aquí la única boda final es la que los supervivientes forjarán con la oscuridad y la muerte.

Juegos peligrosos (1980) de Marta Randall es un extenso relato perteneciente a la serie de la saga de la familia Kennerin. Es de ese tipo de ciencia ficción que no me va mucho: mucha tecnología, mucha palabreja rara haciendo alusión a cosas del futuro evitando explicarlas, héroes de una pieza y, dentro de todo este futuro inconcebible, pues resulta que los habitantes de planetas a años luz pertenecientes a una raza alienígena se sientan a una mesa a tomar el té de las cinco o se comen un bocadillo de mortadela. En fin, la space opera más tradicional pero sin el aire retro e inocente de sus primeras manifestaciones. Sin embargo, su lectura me resultó al final más que entretenida quizá a su evidente falta de pretensiones más allá de entretener, y de entretener sin que uno se sienta medio idiota. Y eso que la ilustración a doble página que lo acompaña, reproducción de la portada de su edición original, destripa todo el supuesto misterio de la trama…

La revista se cierra con el magistral poema La ciudad en el mar de Edgar Allan Poe acompañado de unas ilustraciones del no menos genial Frank Frazetta. Un curioso artículo, Realismo y utopía en la literatura española (1962), en el cual su autor, Mariano Baquero Goyanes, nos cuenta cómo el carácter arbitrista (“individuo utópico a corto plazo”, p. 185, esto es, el tipo que lo soluciona todo típico del bar, ahora también en facebook y twitter) del español lo imposibilita para obras de gran calado imaginativo. El mismo Baquero Goyanes afirma que generalizar es un dislate, pero sin olvidar esto el artículo no deja de tener su punto certero. Y un segundo artículo, El juego de los contrarios en E. A. Poe (2010), de Javier Martín Lalanda, que para variar teniendo en cuenta quién lo firma nos ha resultado un poco intrascendente: no pasa de mera curiosidad su incursión en el mundo de Poe.

En resumen, un número excelente este nueve de Delirio que nos hace esperar el siguiente con más ansias de lo habitual. No es el único, pero sí desde luego es un bastión imprescindible para los amantes de la literatura fantástica. No diré de los amantes más audaces, pero nadie podrá evitar que lo piense.

P. S.: Tiempo después de haber publicado este comentario, tuve la oportunidad de mantener una breve charla virtual con el autor de Sombras del caos, Lem Ryan. En ella me prevenía de que la edición original en bolsilibro tenía otro desenlace, uno acorde con la política de la editorial la cual imponía un final feliz. He podido cotejar ambas versiones pues conseguí hacerme con un ejemplar de su obra editada por Bruguera. Hay ligeros cambios de una versión a otra: algunas líneas y expresiones que en nada afectan a la trama, un pequeño fragmento en el cual el protagonista mantiene un fugaz encuentro romántico con la chica de la astronave, Liz, y el final. En la edición en bolsilibro, Ryan daba una imposible resolución a la novela, ya hemos dicho que por imposición de la editorial. Sin embargo, pese a estar impostado y romper un tanto con la oscuridad que se había apoderado de todo el relato, resulta de agradecer que el autor asumiera su falta de lógica y optara por darle un toque onírico que ayuda a que no desentone en exceso del conjunto. ¡Hasta forzado por las circunstancias lo solucionó bien!


RYAN, Lem. Sombras del caos. Ilustración de portada: Almazán. Barcelona: Bruguera, 1984. 93 p. Bolsilibros Bruguera, Futuro, Héroes del espacio; 213. ISBN 84-02-09281-0.

DELIRIO: ciencia ficción y fantasía. Número 9. Marzo 2012. Traducciones de Francisco Arellano; presentaciones de Francisco Arellano y Óscar Mariscal; ilustraciones de Hannes Bok, Frank R. Paul, Wilf Hardy, Aubrey Beardsley, Martin Key, Louis Breton, William Draven, Alex Schonburg y Frank Frazetta. La Biblioteca del Laberinto. 198 p. ISSN 1888-5896.

domingo, junio 17, 2012

EAM # 25: El sexto sentido, de Nemesio M. Sobrevila (1929)



Durante dos semanas en la página dedicada al cine El antepenúltimo mohicano el protagonista ha sido el cine español. Reseñas de diferentes películas, a ritmo de una por día, han formado un pequeño ciclo del cual yo me encargué, para variar, de las más antiguas del lote. Estaba difícil elegir solo dos, ese era mi caso, pero como también era imposible resultar representativo con cantidad tan exigua al final resultó hasta sencillo. Una de mis favoritas (al final la elegida fue El extraño viaje, pero bien pudo haber sido cualquier otra) y una más que sería esta pequeña joya recuperada de nuestro casi destruido en su totalidad cine mudo. 

El sexto sentido, dirigida por Nemesio M. Sobrevila en el año 1929, ni tan siquiera llegó a ser estrenada en los cines. Recuperada por la Filmoteca Nacional, fue anunciada como una película de vanguardia perdida y desconocida que tras décadas de oscuridad volvía a la vida. Y algo de eso hay, claro está, pero en esta película la vanguardia es objeto de mofa y cachondeo. La Verdad no está en la mirada alucinada de un filósofo borracho, sino en la limpia y sencilla de la gente común. El charlestón, el vino y los toros frente al arte, la vanguardia y la angustia vital. Sin embargo, que nadie se asuste: uno puede o no compartir el mensaje de esta película, pero lo que sí es cierto es que Sobrevila rodó con brío y brillantez una comedia dramática que a día de hoy podemos disfrutar con placer. Si quieres conocer más detalles acerca de ella, puedes leer mi comentario siguiendo el siguiente enlace:

 




Los ensayos del número musical en el teatro de la joven Carmen (Antoñita Fernández) tienen un toque accidentalmente surrealista maravilloso.


El fúnebre León (el director de cine Eusebio Fernández Ardavín) y el filósofo Kamus (Ricardo Baroja) ante ese invento que desvelará la Verdad al hombre si se lo deja libre: la cámara cinematográfica.


Preparados para ver los apenas cinco minutos de cine vanguardista que atesora la película, ni de lejos lo mejor de ella.


Aquí, lo que el ojo no ve es revelado por la cámara. Sobreimpresiones de la ciudad de Madrid, apenas tres o cuatro planos, que reflejan en conjunto a las vanguardias.


Y en el fotograma de más abajo, lo que a Kamus (en la película, él es la vanguardia) le interesa de verdad... 


Verdad que acaba siendo la mentira más denigrante y malévola. El secreto encerrado en los fotogramas de Kamus tienen la altura filosófica de un cotilleo en un corral de vecinos.


sábado, junio 16, 2012

EAM # 24: El extraño viaje, de Fernando Fernán Gómez (1964)



Os traigo hoy mi comentario a la fascinante película El extraño viaje, dirigida por Fernando Fernán Gómez en 1964, escrito para la página de cine El antepenúltimo mohicano. Terror gótico, España profunda, crímenes sin cuento y tristeza existencial en un cóctel perfecto. Sin duda una obra cumbre del cine español que podría batirse con cualquier clásico mundial. Una historia que refleja una sociedad enferma y reprimida con un marcado humor negro y una tremenda humanidad hacia sus protagonistas. Puedes leerlo siguiendo el enlace




Carlos Larrañaga interpreta a un pícaro galán que se meterá en un lío de mil demonios. En el fondo un pobre desgraciado al que las circunstancias y la necesidad lo llevarán a poner un pie en el abismo. Con su orquesta Los Guacamayos causa furor, eso sí.


Aunque no tanto como la impresionante Angelines (Sara Lezana), que baila rock'n'roll con la energía de un tornado. Hay quien no lo disfruta tanto, como podéis comprobar en el fotograma de más abajo...



Venancio (Jesús Franco) y Paquita (Rafaela Aparicio) representan a una clase noble infantilizada y recluida en su reducto señorial. Una pena también, porque no dejan de ser dos infelices atrapados en el castillo gótico de una malvada bruja. 


Ignacia (Tota Alba), la hermana mayor de los dos infelices, la bruja de este cuento de horror y miserias humanas, da mucho miedo, sí, pero creedme que es otra alma descarriada ahogada en la mediocridad de una España de luto, anís y misa de a doce.


La princesa del cuento es la inocente y dulce Beatriz (Lina Canalejas).  


 Espejito, espejito... ¿acaso no soy yo la más hermosa?

A ver quién es el valiente que le dice que no... 

viernes, junio 15, 2012

EAM # 23: Fantomas V - El falso magistrado, de Louis Feuillade (1914)



Último de mis comentarios al magistral serial Fantomas (Fantômas, 1913-14) dirigido por Louis Feuillade para la página de cine de Emilio Luna, El antepenúltimo mohicano. El falso magistrado (Le faux magistrat, 1914) cierra las aventuras del genio del mal con un final abierto. Sus aventuras ya solo continuarían en las novelas y en nuestra imaginación. El personaje se recuperaría en otras adaptaciones, pero esa es ya, como se dice, otra historia. He disfrutado lo indecible escribiendo estas reseñas por entregas tal que si de un antiguo folletín se tratase. Como ya he dicho en más de una ocasión, no pude pensar en mejor homenaje a una de las obras míticas de la época en la que el cine mudo comenzaba a convertirse en un gigante. Un titán que sería derribado sin misericordia por el descubrimiento de las técnicas sonoras. Una etapa de la vida de este arte que quedaba así acotada por el silencio. ¡Es maravilloso sumergirse en ella!

Puedes leer el comentario siguiendo el enlace



¡Fantomas (René Navarre)!




Este episodio final no está completo. Fragmentos perdidos han sido sustituidos por largos intertítulos explicativos, y hay una ocasión en que una de las escenas es representada por una fotografía. En otros momentos el daño del negativo se puede observar en las escenas conservadas.  


Aunque en conjunto no resulte una entrega tan apasionante como las tres anteriores, dispone de algunas de las secuencias más logradas e intensas de todo el serial. La del campanario, por ejemplo, es todo un prodigio de puesta en escena y dirección. La magia de Feuillade en estado puro.









Confío en que os animéis a ver este magnífico y emocionante serial. No otro objetivo he tenido al escribir sobre él. He procurado en todo momento que la pasión que he sentido viéndolo se trasladara a mis palabras. Espero haberlo conseguido. ¡Gracias a todos los que hayáis llegado hasta aquí!

sábado, junio 09, 2012

Historias mínimas 2 + El hombre alto



No sé si ha pasado mucho tiempo o en realidad ha sido poco. ¿A quién le importa la realidad? Lo cierto es que la espera se ha hecho una eternidad, pero aquí está al fin el número dos del fanzine Historias mínimas de Mayte Alvarado Simancas. ¡Una auténtica delicia!

Este número incluye dos historietas y una breves estampas. La historia más extensa es la titulada Mujer pájaro, donde como siempre, sin textos, Mayte desarrolla un instante en la vida de una criatura imposible. De belleza contenida y línea clara que se expande hasta un poético barroquismo, Mayte muestra una alucinante capacidad para fascinar nuestra mirada. Un mundo extraño y delicado en el cual nos hallamos atisbando un día en la vida de la mujer alada. En Cosas que dan miedo, por el contrario, nos encontramos con esos pequeños momentos a veces soñados, en ocasiones vividos, en los cuales el terror puede alterar nuestra existencia. Pero la mirada de Mayte se revela capaz de incluir una nota de humor en esta mínima antología de momentos terroríficos.

La otra historieta que completa este número es quizás mi favorita. El espejo está compuesta de seis viñetas a gran formato, apaisadas, que en su brevedad se muestra más que suficiente para narrarnos una historia en la cual la melancolía se nos presenta entreverada de horror. Una historia en la que la poesía se muestra frágil quebrada por la tristeza y, quizá, el desencanto de una vida solitaria. 


En conjunto, un número 2 magnífico que como siempre sabe a poco. Y no porque sea poco lo que nos ofrezca, sino porque lo hermoso nunca deja de parecernos breve. 

Menos mal que lo bueno no viene solo. Los ninjas polacos, nombre bajo el que se presentan nuestros dos héroes de hoy, Mayte Alvarado y Borja González, nos traen otra publicación que es otro regalo: El hombre alto


Borja González aparca momentáneamente su fanzine Roland para ofrecernos este cuento clásico que, como es de rigor, nos susurra en voz baja una historia en la que lo bello y lo extraño se vuelven a dar la mano. Bebiendo de las narraciones infantiles más tradicionales, aquellas que resultaban tan terroríficas que hoy solo conocemos en sus versiones más edulcoradas, Borja desgrana un cuento cruel y terrible que conmueve el corazón y estremece el espíritu. ¡Cómo no nos va a gustar! Es imposible.

Recomendación absoluta de este vuestro oscuro blog, Historias mínimas y El hombre alto podéis conseguirlos bien en los puntos de venta que se indican en su blog Los ninjas polacos o bien pidiéndolos por correo a sus autores. Para esto último también habréis de visitar su mentado blog. Hacedlo y no dejéis de echar un tranquilo vistazo. No querréis iros de allí jamás.      


martes, junio 05, 2012

EAM # 22: Fantomas IV - Fantomas contra Fantomas, de Louis Feuillade (1914)



La cuarta entrega del serial Fantomas (Fantômas, 1913-14) dirigido por Louis Feuillade es el titulado Fantomas contra Fantomas (Fantômas contre Fantômas, 1914). ¿El genio del crimen por partida doble? ¡No! Nos encontraremos hasta tres Fantomas compartiendo secuencia en un delirio de construcción diabólica. En la página de cine de Emilio Luna El antepenúltimo mohicano encontrarás mi comentario a este magnífico episodio. Puedes leerlo siguiendo el enlace




Paulet no tiene inconveniente en cargarse a un mensajero bancario a martillazo limpio. No es de extrañar pues que pronto pase a formar parte de la banda de Fantomas.


La policía francesa destaca por dos cosas: por ser incapaz de detener a Fantomas y por lucir unos impresionantes bigotes.


¡La pared que sangra!


Fantomas bajo su disfraz de Tío Moche, usurero que lidera toda una banda de malhechores sin cuento. Aquí ocultando el botín robado, que no es otro que el dinero conseguido en una suscripción pública que recauda fondos para ayudar a detener al famoso criminal. Suscripción esta que, en el remate de la ironía, ha sido propuesta por... ¡el propio Fantomas! 


El pobre Juve, el policía que persigue incansable a Fantomas, es raptado por la banda de este. Creen que Juve es Fantomas. ¡Vaya lío de mil demonios!


Juve lo pasa fatal en este episodio, pero en el momento más crítico encontrará la ayuda de su compañero de aventuras el periodista Fandor: una voz que le habla a través de un agujero en un tonel.


Juve, con el apoyo de Fandor, consigue engañar a todos los secuaces de Fantomas. El reencuentro de nuestros dos héroes luchando mano a mano contra la imposible pandilla de criminales es uno de los momentos más emocionantes del serial. Fantomas escapará, cómo no, porque aún falta un último episodio...