miércoles, abril 18, 2012

Las crisálidas, de John Wyndham (1955)


“Me asombraba descubrir cuánta gente parecía poseer información positiva, si bien conflictiva, acerca de las opiniones de Dios.” (p. 191)

Las crisálidas (The Chrysalids, 1955) es la tercera novela que escribió John Wyndham (1903-1969) después de la Segunda Guerra Mundial. Antes había escrito para revistas de ciencia ficción historias consideradas menores por la crítica oficial. Hasta que no las lea todas esto no me lo creo del todo, aunque también es verdad que la calidad de estas seis novelas con las que dio fin a su carrera literaria parecen ser el culmen de su obra. De las cuatro que he leído afirmo con total pasión que son cuatro obras maestras de la ciencia ficción, esto es, como decimos siempre, cuatro obras maestras de la literatura mundial. Si no lo sintiera así, no lo escribiría. A día de hoy, El día de los trífidos (The Day of the Triffids, 1951) me sigue pareciendo una novela infinitamente superior, más dura y de más alcance filosófico, aparte de más emocionante, que el Ensayo sobre la ceguera (1995) de José Saramago, novela con la que la comparo porque parte de una premisa idéntica. También porque me da la gana, para qué os voy a engañar.

En Las crisálidas Wyndham nos muestra una Tierra que ha sufrido una hecatombe nuclear, la así llamada por todos Tribulación. El planeta es ahora un pudridero radioactivo en el que los humanos intentan sobrevivir. Las mutaciones provocadas por el radio afectan tanto a las plantas como a los humanos. El niño David crece en una comunidad agraria en una zona que, aunque sufre las mutaciones, parece del todo descontaminada. Está situada en la antigua provincia de Labrador, Canadá. Quizá el único lugar del mundo que conserve el aspecto y la esencia del Viejo Pueblo, los humanos tal y como eran antes de la guerra nuclear. Y para mantener esa pureza se aplica un estricto código en el cual toda mutación será exterminada.

Vemos así crecer a David en un entorno que recuerda sobremanera al de los primeros colonos anglosajones de los Estados Unidos, comunidades aisladas y unidas por un férreo concepto de la religión que ahoga y castiga con la muerte la diferencia. Cualquier atisbo de mutación es eliminado sin contemplaciones, pues todo lo que se aleja de la imagen de Dios no es humano ni es puro, por lo que el exterminio no es sino una forma de alabar a Dios. En tal ambiente, David la verdad es que las pasa canutas sabiendo que a la vista de todos es normal, pero madre mía que resulta que es un telépata de los demonios. ¡Y no está solo! La angustia, el miedo, el crecer en un ambiente hostil en el que cada vez que se nombra a Dios y su palabra es para hacer sufrir, torturar o matar a alguien conforman un entorno de pesadilla que Wyndham nos describe de manera prodigiosa. Porque nunca deja de hacernos ver todo a través de los ojos de ese niño, David, y en ese mundo de terror un niño nunca deja de contemplar todo lo que le rodea con ojos curiosos y anhelantes de conocer el verdadero sentido de aquello que conforma su realidad. En su aparente soledad pronto encontrará refugio en los pocos que son como él y en su tío Axel, el único adulto, la única persona no mutante que lo ayudará.

Toda la primera mitad del libro transcurre en esta comunidad formada por granjas colindantes tan temerosa de Dios como de las mutaciones que puedan sufrir sus hijos y sus cosechas. El día a día de David, la ocultación continua de su condición, el descubrimiento de otros niños, pocos, con su misma cualidad, la vida asfixiante en una comunidad donde la religión ahoga la existencia en un mar de miedo y delación deviene un relato apasionante, entre la angustia y el retrato descarnado de una comunidad fundamentalista, enemiga de lo diferente y de lo nuevo, que resulta casi hiriente por su actualidad. En realidad eterno, pues refleja al hombre tal y como es, con todo lo bueno y con toda su obsesiva y destructora maldad.

Wyndham nos describe con emoción y tensión prodigiosas estos años de crecimiento y conocimiento, cómo David descubre con dolor qué significa ser diferente, el terror constante a ser descubierto y la solidaridad natural entre aquellos que son como él. Hasta que Petra, su hermana pequeña, da muestras de poseer el mismo poder pero con una intensidad desconocida e incontrolable. Esto provocará más adelante un giro en la vida de todos los personajes que llevará la novela por otros derroteros, igual de apasionantes pero quizá no ya, a mi gusto, tan apabullantes. La segunda mitad del libro se lee igualmente con emoción, la intensidad no decae, pero la aventura resulta menos poderosa que la descripción de una comunidad enferma en su corazón.

Justo en su novela posterior, Los cuclillos de Midwich (The Midwich Cuckoos, 1957), Wyndham nos volvería a mostrar un pequeño grupo de niños acosados hasta ser destruidos por una sociedad que ni los comprende ni los acepta. En ambos casos seres superiores que reciben el rechazo y el odio de quienes se niegan a aceptar que la evolución sigue su curso y deja atrás sus restos. Y estas formas superiores adoptan la forma de sus propios hijos, a quienes no dudan en exterminar. Los cuclillos de Midwich sería llevada al cine en el año 1960 bajo el título de El pueblo de los malditos (Village of the Damned) dirigida por Wolf Rilla, una película genial por la que siento una adoración que no logro entender. Bueno, un poco sí, pero como me ponga a intentar explicarlo esta entrada será interminable. Baste con decir que a ella pertenece la fotografía que encabeza este blog. En el año 1995 John Carpenter haría un remake que, tal y como se las están gastando en Hollywood rehaciendo viejas películas, con el tiempo hasta habrá que darle las gracias por al menos, sin ser una buena película, haberle puesto cariño.  
   
Resulta curioso que poco después fuera el mundo del cómic de superhéroes el que retomara muchas de las ideas aquí expuestas, en concreto la editorial Marvel y su Patrulla X (X-Men), en la cual, a través de sus aventuras, se mostraban el concepto de mutante y el sentido de diferencia y aislamiento que esto conllevaba de forma idéntica que en la novela de Wyndham, si bien en un contexto bien distinto.

Hay grandes momentos en Las crisálidas, pero quizá uno de los más impactantes y conseguidos sea cuando el tío Axel, la única persona en esa comunidad cerrada en sí misma e ignorante del exterior que piensa que el centro de la existencia está en el salón de sus casas que sí ha recorrido el mundo y por eso está abierto a comprender lo diferente, le cuenta a David acerca de sus viajes. Cómo en tiempos él vivió en una ciudad junto al mar y en uno de sus viajes como marinero llegó más allá de las Malas Tierras, dejando atrás las Tierras Agrestes y los Bordes hasta llegar a las terribles y desoladas Costas Negras. El lector va por delante de los personajes, que hablan de esto sin en realidad tener conciencia real de lo que ha ocurrido en el pasado, una devastadora guerra nuclear, y dan sentido casi místico a la pesadilla en la que se ha convertido el planeta. La prosa de Wyndham brilla de manera especial en esas páginas en las que nos sumerge en la sombra de una Tierra devastada y desconocida descrita a través de unos ojos que ven pero no logran comprender. Sin embargo, ojos abiertos lo suficiente para aceptar la incomprensión, para saber que el conocimiento que poseen no basta para desentrañar la verdad. Esta actitud socrática será la que los mantenga libres y alerta, capaces de comprender lo desconocido y aceptarlo cuando al fin decida desvelarse ante sus ojos.

WYNDHAM, John. Las crisálidas. Prólogo de Christopher Priest; traducción de Ángel García Fluixá. Barcelona: Duomo, 2011. 245 p. New York Review Books. ISBN 978-84-92723-33-1.    

13 comentarios:

josia dijo...

¡jodo, qué ganas de leerlo!
Gracias por tus recomendaciones.

Llosef dijo...

¡De nada, José María! Es una gozada de libro.

MAV dijo...

No conocía este autor pero he leído tu entrada de principio a fin y me ha encantado lo que has comentado del libro. Trata el tema de la intolerancia hacia aquello que es diferente, y me parece muy interesante el modo en que lo hace.
Lo apuntaré para lecturas muy próximas, además me viene estupendo para el Reto Genérico.
Espero siguientes recomendaciones.

Un saludo ^^

Pato dijo...

Tú mismo pusiste El día de los Trífidos entre mis manos y qué decir: la perfecta novela de verano. Mientras la playa y los bañistas pasan un día feliz, debajo de la sombrilla se abren las páginas al abismo...
La película de El pueblo de los malditos de Carpenter no me entusiasmó, excepto por el principio, impactante.
Y si ahora tú, y antes Stephen King en Danse Macabre, me recomendáis Las crisálidas, pues ¡no se hable más!

Anónimo dijo...

Ondiaaaa, que bueno, que bueno que bueno..

Gracias, super...

victorderqui.

MAV dijo...

Hola de nuevo,

Tengo una sorpresa esperándote en mi blog, en una entrada publicada hoy. Espero que te guste.

Un saludo!

Llosef dijo...

Pato, no sé por qué me pones a la altura de Stephen King: ¡yo debo estar delante, jua jua jua (risas malignas)! Bueno, vale, iguales.

Victorderqui: si sigues con las lecturas de ciencia ficción, esta debes incluirla en tu lista. ¡Vas a disfrutarla en serio! Si te animas a leerla, ya nos comentarás qué te ha parecido.

MAV: bienvenida y muchas gracias por tu comentario. Me encanta que te haya servido para animarte a leer la novela. En cuanto a la sorpresa, ¡gracias! En breve haré lo correspondiente en mi blog.

Rubén Soto de Roa dijo...

Hola, también me gustó mucho esta novela y "El día de los trífidos", que son las 2 que he leído de Wyndham. La de "Los cuclillos..." no la he leído porque tengo el argumento grabado a fuego (por las películas) y creo que no la disfrutaría igual que si me pillara de nuevas.
Dices que has leído cuatro, ¿nos puedes desvelar las otras dos?
Saludos. Rubén.

Llosef dijo...

¡Hola Rubén! Claro. Las que he leído son "El día de los trífidos", "Las crisálidas", "Los cuclillos de Midwich" y "Chocky" (de esta última estoy viendo si escribo un comentario). Y me encantaría poder leer "Kraken acecha" y "Dificultades con los líquenes". Y anímate con "Los cuclillos..." Es verdad que el conocer bien las películas resta algo, pero se disfruta igualmente.

Anónimo dijo...

Ya he localizado las novelas de Wyndham en la biblioteca pública, y creo que serán mi próxima lectura una vez termine con Klima y Sgorlon (sí, efectivamente, es un spoiler sobre lo que se avecina en EnLaListaNegra!). Esa comparación que has hecho entre Ensayo sobre la ceguera y El Día de los Trífidos ha terminado de convencerme (confieso que el libro de Saramago me gustó mucho).

Llosef dijo...

¡Como siempre, esperando la nueva entrada de EnLaListaNegra! Y como siempre, ni idea de lo que vendrá... ¿Klima y Sgorlon????????

Wyndham es un placer seguro, princesa. Ya estamos impacientes por saber su opinión.

Rubén Soto de Roa dijo...

Sin duda caerán tarde o temprano "Los cuclillos..." y otras de Wyndham (me llama bastante "Kraken acecha" por ejemplo), me encantaron las dos que he leído y creo que se merece más reediciones.
Solo que ahora se me acumulan novedades como las nuevas de "La biblioteca del laberinto" que me acaban de llegar. En la Delirio 9 (que sé que te gusta como comentaste en la radio), incluye incluso un bolsilibro de los 80 ("Sombras del caos" de Lem Ryan), junto a relatos de F. Marion Crawford, David Goodis, Henry Kuttner,... UNA GOZADA.
Saludos.

Llosef dijo...

Rubens, que reediten a Wyndham y publiquen lo que aún permanece inédito en español de su obra. ¡Por pedir que no quede! Ojalá lo veamos.

Y el Delirio 9 lo tengo ahí justo para comprarlo, que como indicas no puede mostrarse más suculento...